26.12.13

La triste dicotomía del provida

Tiene que ser muy difícil ser un provida, si os soy sincero. No los envidio para nada, pues en su día a día soportan demasiados dilemas morales que, sin lugar a dudas, tienen que repercutir en su salud ya que son una fuente de estrés inagotable.

Por un lado, está el lado bondadoso de los provida, un lado maravilloso lleno de luz y alegría. Son unos grandes defensores de los humanos no nacidos, de aquellos fetos que, por injusticias de la vida, son víctimas del egoísmo de sus madres y no llegan a nacer. ¿A dónde van estos cigotos? Irán al cielo, imagino, como toda persona nacida que fallece, pero también se quedan alojados en la memoria de los provida. Se insertan en su cerebro como si de un marcapasos se tratase, ya que cada cierto periodo de tiempo, estas personas sienten la necesidad de inundar las calles en la defensa de los derechos del "nasciturus".

Deberían ser un referente para la sociedad, todos deberíamos aspirar a tener unos valores morales como los que tienen los provida. Ellos se preocupan por el ser humano, tanto el no nacido como el nacido, pues también son defensores de aquellas personas que nacen con alguna discapacidad. Piensan que son seres humanos como tú y como yo, y como tal tienen derecho a tener una vida lo más normal posible. ¡Que altruismo el suyo! Ojalá hubiera muchos más provida poblando nuestro egoísta y mezquino planeta.

Sin embargo, todos sabemos que la perfección no existe y hasta los generosos provida tienen un lado oscuro, tienen un "pero" en ese amasijo de virtudes que los define. Y es que estos individuos, aunque intentan luchar contra ese lado negativo que tanto les corrompe, tienen un concepto extraño de la vida:

  • Para ellos la vida consiste en recortar las ayudas a la dependencia, para que aquellos padres que desean traer un hijo a este mundo, aún a sabiendas de que nacerá con alguna discapacidad, tengan más dificultades para cuidarlo y darle la mejor vida posible. 
  • Para un provida, una vida es aquella en la que el nacido tiene que conformarse con una sanidad mermada y privatizada, que le dará la espalda cuando enferme si su familia no tiene dinero suficiente. 
  • Un provida está a favor de una vida en la que a los padres del nacido, obreros de toda la vida, se los despida de la manera más barata posible, para que así no tengan el dinero suficiente para brindarle una vida decente a su hijo. 
  • El provida es aquel que recorta el dinero destinado a la investigación, un dinero que permitiría encontrar la cura para aquellas malformaciones que hoy en día son incompatibles para la vida o que facilitaría al nacido tener una vida lo más sana posible si nace con alguna malformación grave. 
Sin embargo, debemos dejar a un lado esta demagogia barata y posicionarnos todos del lado de los provida, ya que son el último eslabón de bondad y justicia que queda en nuestra sociedad.

MFV

20.12.13

Mi mensaje navideño.

Quiero un mensaje navideño en el que el Rey admita que la Corona está corrupta, un mensaje en el que nuestro monarca reconozca que la justicia en este país no hace honor a su nombre y que su hija está recibiendo un trato de favor por parte de los jueces.

Quiero un mensaje navideño en el que confiese que sabía de los tejemanejes de su yerno y en caso de que no los supiera, que se proclame como un inútil que no se entera de lo que ocurre en su propia casa.

Quiero un mensaje navideño en el que Juan Carlos se avergüence de manera sincera de la opulencia de la monarquía, de que llevan años viviendo por encima de sus posibilidades y que apenas han sido castigados por la crisis. Quiero que tome la decisión de ajustarse a los tiempos que corren y que pida al gobierno que aplique los recortes a la Corona.

Quiero un mensaje navideño en el que se demuestre el asco que supone ser el sucesor de un dictador y ser partícipe de una constitución que es violada día sí y día también en favor de las clases más altas y en detrimento de una mayoría resignada y cada vez más empobrecida.

En estas fechas tan señaladas, en las que los hogares parecen estar rebosantes de esperanza, me gustaría pedir un mensaje navideño en el que el Rey abdique y someta a referéndum el cambio de sistema a una república. Pero como cuando llega ese momento en el que la infancia choca brutalmente con la realidad y descubrimos que los tres reyes que hacen a los niños más felices el 6 de enero son los padres, año tras año, mensaje navideño tras mensaje navideño, descubrimos un poco más de ese padre que vive por encima de nuestras posibilidades.

Siento ser tan iluso pidiendo un discurso utópico. Lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir.

18.11.13

La cárcel de carmín

Dos puertas carnales encierran a tu sonrisa,
condenada a ser los barrotes de una prisión,
en cuya cama descansa la pasión dormida
de un alma solitaria en busca de un corazón.

Unos barrotes color perla felicidad,
cuya perfección iluminó la gris ausencia
que amenazaba con un eco en la eternidad
acompañarme en silencio toda mi existencia.

Fueron todos los besos de miel sobre mis lágrimas,
tus arañazos apasionados en mi espalda,
los que dejaron desnuda mi alma, sin más ánimas
que ensombrezcan el camino a tu dulce mirada.

Y ahora soy un hombre que encadenado a tu boca
guarda penitencia por no haber sido feliz,
que esperó toda su vida hasta que llegó la hora
en la que descansé arropado por tu carmín.

MFV

11.10.13

¿Dónde estás?

Tú, que me has visto nacer
entre gigantes de hormigón,
planes de futuro a medio hacer
y un suelo derretido por el sol.

Tú, que has sido la única testigo
de cada paso mal dado
y cada acierto en el camino,
bajo el ladrillo sepultado.

Tú, que fuiste motivo de orgullo
de aquellas generaciones pasadas,
que vivieron detrás del humo
que cubría una libertad arrebatada.

Ahora eres ya un fantasma
por el que pasean desconocidos,
huérfanos por calles sin alma
y ricos disfrazados de mendigos.

¿Dónde estás ciudad mía?
¿Dónde estás para verme crecer?
Donde siempre pero desaparecida,
con miedo de no poderte reconocer.

MFV


24.9.13

La duda realidad II.

"Te voy a ser sincero, o al menos eso creo.

Yo había venido aquí decidido a cambiar, a actualizarme por así decirlo, pero ahora que me has puesto entre la espada y la pared, no sé qué hacer.La historia de mi vida. Por una parte es cierto que soy una persona distinta a la de hace unos años, he cambiado, ¿no cree? ¡Bah! No sé ni para que le pregunto si usted ni me conoce, ¿o sí? El caso es que ahora que lo dice me suena su cara, ¿nos conocemos de algo? ¿Quizás de la Asociación de Amigos de las Chapas? Vale, no. Viendo su cara cuando he nombrado la asociación me he dado cuenta de que no la conoce. El caso es que debería venir algún día, organizamos torneos y de vez en cuando el ayuntamiento nos cede pequeñas salas donde exponemos nuestras colecciones. Es fascinante, o al menos eso pienso yo, aunque igual no lo es tanto por su reacción.

¿De qué hablaba? ¡Ah, sí! Del cambio. Lo que le decía a usted, yo pienso que he cambiado la verdad. Sigo siendo una persona un tanto indecisa, está en mis genes. O quizás no tiene nada que ver con la herencia, recuerdo que mi padre siempre tenía las cosas claras. Excepto lo referente a mí, para que engañarle caballero. Mi padre fue el típico joven que tuvo que alistarse al ejército sin haberlo pretendido, pero aquella experiencia lo cambió para siempre. Lo volvió una persona simple aunque decidida, quizás eso fue lo que enamoró a mi madre, la cual siempre había sido un amasijo de dudas e incertidumbre en temas cotidianos, pero que en temas más importantes y trascendentales sabía guiar el barco familiar como buena capitana. Era una pareja que se complementaba bastante bien, aunque en ocasiones no tan bien, pero casi siempre bien. No sé si me está usted entendiendo.

¡Es igual! Como la famosa cita "yo he venido a conversar sobre mi libro". ¿Era así no? ¿No? Bueno, seguro que así queda mucho mejor. En realidad, no soy un gran amigo de las citas, creo que eso le quita individualidad y personalidad a uno, ¿verdad? Imagine que estuviéramos todo el día empleando citas y frases de gente que las utilizó hace un porrón de años, solo para parecer más inteligentes. Lo que no está usted viendo, es que no seríamos más inteligentes, pues ninguna de esas mágicas frases vendrían de nuestra imaginación, y esto es lo que nos limita. También es verdad que hay que admitir que muchas frases son muy buenas y sirven para callar la boca a más de uno en determinadas ocasiones. Pero creo que no hay que usarlas. O sí, pero en su justa medida.

Total, que aquí estamos usted y yo conversando sobre los cambios como si nos conociéramos de toda la vida. ¿Está seguro de que no nos hemos visto antes? Vale, vale. Está bien. Pues gracias a usted creo que he llegado a la conclusión de que no he cambiado tanto. Puede que en ciertos aspectos haya sufrido una metamorfosis y donde antes había una joven oruga indecisa ahora hay una hermosa mariposa dubitativa. Lo que le quiero decir con esto, es que aunque cambiemos de accesorios, el pijama con el que dormimos es siempre el mismo. ¿Comprende?"

- No... no estoy del todo seguro. ¿Va a renovar su DNI o no?
- ¡Pues claro que sí! Si no, ¿cómo me voy a identificar? Lo que pasa es que creo que hoy no es el día. Gracias por todo buen hombre.

Nuestro héroe se salió de la cola para renovar el DNI y se marchó triunfante de la comisaría, pues hoy era el primer día que le ganaba una batalla a la duda. O al menos eso creía.

MFV

10.7.13

Puto rojo.

Últimamente podemos ver la expresión peyorativa "puto rojo" en diversas redes sociales, incluso se puede escuchar en alguna tertulia de bar. Yo, intrigado, he estado buscando en ese amplio mar de conocimiento que es Internet la definición exacta de la expresión, sin embargo las fuentes no determinan con total certeza el significado. Existen diversas opiniones, multitud de comentarios que no hacen más que confundir a las personas que, como yo, están deseosos de conocer la definición de "puto rojo".

Así que para ayudar a esas personas que han tenido el mismo arrebato de inquietud que yo, he recopilado una serie de conceptos que nos pueden ayudar a entender esta expresión tan manejada en la actualidad.

- Un puto rojo es aquella persona que defiende la igualdad legal entre el matrimonio homosexual y el matrimonio heterosexual, ya que piensa que el amor es cosa de dos seres humanos independientemente de su sexo.

- Un puto rojo es aquel defensor de una sanidad pública universal de calidad, que no dependa de empresas privadas cuya única meta es el beneficio aunque sea en detrimento del enfermo. El puto rojo también reclama que no se destine dinero público a la apertura de hospitales privados, ni que se engañe con mentiras a pacientes para favorecer una mayor afluencia de éstos a las clínicas privadas. Este individuo está en contra de una sanidad que prive a los inmigrantes de la atención sanitaria que merecen como seres humanos, así como de un gobierno que deja de financiar fármacos esenciales que necesitan personas con pocos recursos como los pensionistas.

- Un puto rojo está a favor de una educación gratuita para todos. Una educación que no esté dominada, desde la oscuridad, por una Iglesia retrógrada y corrompida que reclama un mayor reconocimiento a la Religión en las escuelas e institutos públicos, cuando ésta debería impartirse en los edificios clericales.
Dicho puto rojo defiende un sistema que no aumente el ratio de alumnos por aula paralelamente a un despido masivo de profesores, lo cual solo afecta a la calidad de la enseñanza. El puto rojo se posiciona en contra de un gobierno que entregue dinero a aquellos centros que favorezcan la separación por sexos, ya que el puto rojo piensa que las costumbres de la Edad Media están un poco obsoletas.

- El puto rojo es aquella persona que no está de acuerdo con un sistema de becas basado en el rendimiento y no en las necesidades económicas de las familias, pues plantea que todo el mundo debería tener la oportunidad de poder estudiar en la universidad. Además cree que no todos los ciudadanos pueden sacar una media de 6.5 en sus carreras, no por holgazanería, sino porque tenemos capacidades y situaciones distintas.

- Un puto rojo no está conforme con un sistema judicial subyugado a los intereses de los poderosos mientras que actúa de manera eficiente frente a los no tan poderosos. Tampoco está de acuerdo con un gobierno que aumenta las tasas judiciales para que haya ciudadanos que no puedan disfrutar de este sistema judicial tan pobre que tenemos hoy en día.

- Relacionado con uno de los puntos ya mencionados, el puto rojo está en contra de que se entregue dinero público a la Iglesia, así como de que dicha institución goce de ciertos privilegios fiscales privados a otros colectivos de esta sociedad. También está en desacuerdo con la presión que ejerce la Iglesia para que ciertas leyes, educativas y sociales, que el gobierno intenta llevar a cabo, no lleguen a buen puerto o, que si llegan, sea a un puerto custodiado por San Pedro.

- Un puto rojo es aquella persona decepcionada con el sistema capitalista, viendo como este monstruo ha devorado los ahorros de millones de personas dejándolos en la miseria mientras los diferentes gobiernos responsables del bienestar de sus ciudadanos, se olvidaban de éstos para poder salvar a los bancos. Unos bancos que han especulado con los ahorros de sus clientes para favorecer una burbuja que cuando explotó, empobreció a la clase trabajadora para que la clase estafadora pudiera hacerse más rica.

- El puto rojo critica aquellas reformas laborales que solo buscan facilitar al empresario el despido masivo de trabajadores, a costa de abaratarlo, y de esclavizar a la sociedad con contratos basuras que son pan para hoy y hambre para mañana.

- Un puto rojo opina que un gobierno no puede obligar a una mujer a tener un hijo, sino que debe ofrecer los medios necesarios para que esa ciudadana, si decide abortar, pueda hacerlo de una forma legal a pesar del sufrimiento psicológico que supone, ya que el puto rojo no piensa que haya mujeres que aborten con la misma frecuencia con la que los políticos roban. Este individuo piensa que es un poco hipócrita poner más difícil el aborto para que cuando dicho niño o niña nazca, recortar presupuestos para la ley de dependencia.

- El puto rojo está hasta harto de gobiernos que prometen el oro y el moro durante la campaña electoral, pero que desde el primer día que toman posesión, se dedican a recortar en servicios esenciales para el ciudadano, pero mantienen casi intacto el dinero destinado a una Casa Real corrupta e ilegítima. Pero lo que no soporta este puto rojo, es que los políticos vayan pidiendo austeridad y que nos apretemos el cinturón, cuando durante varios años se han dedicado a robar y a mentir a una sociedad a la que tienen que defender y ayudar.

Viendo todas estas definiciones que aparecen en la red, pienso que el mundo sería un lugar mejor si hubiera más "putos rojos" habitándolo.

MFV


25.6.13

Rx - V

Deja de soñar. Para, detente. Despierta de una vez y salta de la cama. Aléjate de un mundo irreal y de fantasía, de imposibles posibles y lleno de falsedad. No es donde quieres estar, no es ahí donde quieres vivir.
Sé que es duro, que abrir los ojos hace que sangres, pero tienes que sangrar. Deja que el dolor fluya, que viaje por cada nervio de tu cuerpo estremeciéndote con una descarga de agonía. Siéntelo y permite que se repita eternamente. Es insufrible, lo sé, aguanta un poco más. Dame unos minutos y entenderás a qué me refiero.
Mucho tiempo llevas escondido. Has vivido en esa cueva que llamas hogar, ese pozo de angustia y soledad, de duda ante los golpes que te ha dado la vida, las personas y tú mismo. Pero son solo golpes, los recibes y te levantas, como cuando aprendes a montar en bici. Muy tarde te has dado cuenta que no se puede vivir con ruedines.
Tan solo te he visto la espalda en estos últimos meses. Muéstrame la cara, esa versión de ti mismo en la que no huyes. Deja de correr, no te alejes de las mentiras y abrázalas, observa como su miseria te confunde y te envuelve. Abrázalas y cuando te vuelvas loco, grita. Grita hasta romper las nubes, grita porque sufres, porque te duele.
Grita porque estás vivo.

MFV

12.6.13

La pizza política

Una bonita tarde de verano, no importa dónde ni cuándo, un padre (Estado) y sus dos hijos (Nobleza y Obrero) deciden ir a tomar una pizza a un establecimiento cualquiera.

Llegan al local y el padre pide a sus hijos los ahorros que llevaban guardando para cenar esa pizza. Los hijos, extrañados al principio, toman por buena la proposición de su padre ya que es el gestor económico del hogar y tiene mucha más experiencia en la adquisición de bienes y productos. El padre cuenta el dinero con recelo. Conocía los ingresos de sus hijos y no confiaba en que hubieran entregado todo, sin embargo se equivoca en su desconfianza, como siempre.

La alegre familia ordena su pizza y se sientan en una mesa a esperar mientras preparan su deliciosa cena, la cual llega tras unos largos y tediosos veinte minutos. 

Es hora de repartir el botín, como dirían los piratas. El padre divide la circunferencia de mozzarella y tomate en diez trozos exactamente iguales y comienza a hablar sobre la distribución de la cena. 

"Me corresponde un trozo por derecho. Y además, gracias a mi maravillosa gestión de vuestro efectivo, queridos hijos, me quedaré con un trozo por cada uno de vosotros a modo de retribución." Los hijos vieron como en apenas un parpadeo, su padre ya poseía tres trozos de pizza. 

Quedan siete porciones de pizza. 

"No os preocupéis que vosotros no os vais a quedar sin cena, desconfiados. Sin embargo Obrero, a tu hermano Nobleza al tener más años que tú y gracias a todo lo que aporta en casa ayudando, le debería corresponder dos porciones de pizza, ¿no crees?" Obrero asintió pues le parecía normal, siendo el pequeño, que tuviera menos cantidad de pizza, aunque él había entregado más dinero que Nobleza. 

Quedan cinco porciones de pizza. 

Antes de continuar con el reparto, Obrero va al baño un momento a responder la llamada de la naturaleza. Cuando sale, observa como su padre Estado se está comiendo uno de los cinco trozos restantes de pizza, quedando tan solo cuatro por repartir. Obrero, indignado, pide explicaciones a su padre, el cual niega de manera tajante todas las acusaciones que su hijo vertía sobre él. En busca de una solución al conflicto, Estado pregunta a un hombre que está sólo en una mesa leyendo.

"Disculpe buen hombre, ¿cómo se llama usted?"

"Justicia, ¿por qué lo pregunta?"

"Estamos en medio de una disputa mi hijo y yo, como puede usted observar, y usted es la solución al problema."

"Dígame en que puedo ayudarle, y si está en mi mano lo haré."

"No tengo ninguna duda. Verá, mi hijo asegura que yo le he robado una porción de pizza mientras él estaba en el baño, pero yo respeto la igualdad ante todo y soy incapaz de haber realizado dicho acto. Usted estaba presente cuando mi hijo se ausentó. ¿Me vio coger pizza en algún momento?"

"En absoluto, caballero. Su hijo debería confiar más en usted, se nota que es un hombre de palabra. Aunque le tengo que avisar de que su hijo, el de la disputa, robó un trozo justo antes de ir al baño, mientras usted estaba recogiendo la bebida."

Obrero no se lo podía creer. No sólo le acaban de robar un trozo de pizza (¿o acaso se había vuelto loco?) sino que ahora resultaba que el ladrón era él. Era imposible que su padre se creyera tal cosa.

"Hijo, me has decepcionado. Yo, que he comprado esta pizza para que tú y tu hermano la disfrutarais, y así es como me lo pagas, con semejante traición. Pero lo que más me duele, es que hayas robado a tu propio hermano. Esto es intolerable, pero no te preocupes, te perdonamos. Como muestra de tu arrepentimiento, nos vas a dar un trozo a mí y otro a tu hermano, así estaremos en paz." 

Quedan dos porciones de pizza. 

Obrero se dispone, por fin, a disfrutar de su ansiada pizza cuando su padre lo detiene.

"Espera espera, aún no hemos terminado. ¿Recuerdas que la semana pasada necesitabas ayuda con el trabajo de ciencias  y tu hermano te prestó el material? Te acuerdas que te estuvimos ayudando todo el día para que pudieras entregarlo a tiempo en el colegio, ¿verdad? Por eso nos corresponde un trozo a cada uno, sé que nos estás muy agradecido".

No quedan porciones de pizza. 

Y Obrero, después de ver como Estado y Nobleza se comían su cena, recoge las migajas que dejaron y se va tras ellos de la pizzeria.

Sin dinero, sin pizza y muerto de hambre. 

MFV

2.6.13

Liberté, egalité, fraternité et homosexualité.

Recientemente ha sido aprobado en Francia el matrimonio homosexual. Yo me considero heterosexual (de momento) pero celebro este hecho como si fuera uno más de ellos, pues sí que me considero un fiel defensor de la igualdad de todos los seres humanos. Sin embargo he presenciado con un profundo pesar que esto no ocurre igual en nuestro país vecino.
Francia, tierra donde se forjaron por primera vez las igualdades y los derechos de la sociedad en aquella lejana Revolución Francesa, está viviendo estos días una división entre partidarios del matrimonio homosexual y detractores del mismo. Sin embargo, no se están produciendo protestas como las que han ocurrido en nuestro país, sino que allí la mayoría de las manifestaciones están terminando con altercados violentos, hasta el punto de que la primera boda gay se ha tenido que celebrar en Montpellier con la presencia de doscientos policías.
¿Qué ha sido de aquella Francia de las igualdades? ¿Dónde ha quedado ese espíritu revolucionario que consiguió que los seres humanos tuviéramos unos derechos fundamentales e inviolables?
Me han sorprendido las imágenes que han aparecidos en los telediarios. Miles de personas protestando en contra de que dos personas del mismo sexo puedan casarse y considerarse un matrimonio. ¿Estamos locos? El hecho de que dos homosexuales se puedan casar genera más descontento en este sector de la población que el robo sistemático y consentido que llevan haciendo estos últimos años políticos, banqueros, entidades financieras, etc. ¿Cómo es posible?
Cuando leo comentarios en la red en contra de este tipo de enlaces, una única pregunta viene a mi cabeza: ¿qué les importa? Con sinceridad, no entiendo cómo puede afectar a cualquier persona no homosexual la celebración de un enlace homosexual. ¿Les bajan el sueldo? ¿Les suben los impuestos? ¿Les roban puestos de trabajo? NO.
Entonces, ¿por qué están en contra? Honestamente, no lo sé. No lo entiendo y creo que nunca lo voy a entender. He leído todo tipo de opiniones en la red sobre por qué no deben casarse los homosexuales, o por qué no se debe llamar matrimonio, sin que ninguna llegue a cambiar mi punto de vista.
Uno de los motivos que ondean, como si de una bandera se tratase, es que el término “matrimonio” proviene de la Biblia que lo define como la unión entre un hombre y una mujer. Sin fuentes que justifiquen mi opinión, no me creo que la palabra matrimonio aparezca por primera vez en la Biblia. Y aunque así fuera, vivimos en una sociedad, al menos teórica, política y legalmente, no gobernada por la Iglesia, por lo que yo pienso que se pueden cambiar ciertos aspectos de nuestra vida siempre y cuando no se vean perjudicados los miembros del cristianismo. Porque considero que cuando dos hombres o dos mujeres se besan, Dios no mata a un creyente.
Pero partamos de la base de que la palabra matrimonio naciera en las escrituras sagradas. ¿Dichas escrituras no proclaman el amor al prójimo y la igualdad del ser humano, pues todos somos hijos de Dios? Lanzo esta reflexión por si alguien quiere contestarme.
También he oído, en relación con el matrimonio homosexual, que un hijo de un matrimonio homosexual sufre más que uno nacido de la unión de dos personas heterosexuales. Quiero que me den datos estadísticos de que un hijo de padres (o madres) homosexuales sufre menos que el hijo que nace en el seno de una familia con padres heterosexuales donde dichos padres se divorcian, son alcohólicos o adictos a las drogas o el padre es tan violento que un día termina pegando a su mujer y a su hijo.
Los hijos de un matrimonio disfuncional, al margen de quiénes formen dicho matrimonio, sufren siempre. Pero los hijos de un matrimonio homosexual no sufren más por la condición sexual de sus padres/madres, sino que sufren por una sociedad que no ve normal el amor entre personas del mismo sexo, que no ve normal que dos personas con los mismos genitales se puedan enamorar y querer formar una familia.
Esta discusión está provocando manifestaciones violentas en Francia, una cosa que en su día no ocurrió en España. Y esto me hace darme cuenta de que aunque tengamos muchas cosas que cambiar en este país, tenemos unas pocas por las que sentirnos orgullosos.


29.5.13

2 = ∞

"Oh, amor. Siempre nos advirtieron nuestro padres del peligro de enamorarnos, de los riesgos que podíamos correr si entregábamos nuestros corazones a lo desconocido.
Recuerdo aquellas noches conversando con mi padre de la nada, pero que tarde o temprano empezaban a derivar en el todo que simboliza el amor y era en ese momento en el que mi padre me miraba con tristeza, y hasta con cierta picardía diría yo, mientras ladeaba el dedo índice, colocando un invisible muro entre la felicidad y yo.
Y así viví, amada mía, durante ni se sabe cuántos días, meses, años o vidas, en un estado de profundo letargo, acomodado en un sofá de ignorancia y anhedonia del que yo mismo no quería levantarme, pues era completamente inconsciente de mi situación. Pasaban los segundos a mi lado, pero yo no quería adelantarme al futuro incierto que se esconde tras las manecillas de reloj. Tenía miedo, querida, muchísimo miedo.
¡Que horrible sensación! Una pequeña pero constante descarga eléctrica que apagaba toda conexión nerviosa de mi cuerpo, dejándome a la altura de la más aburrida piedra, quizás ni eso pues ella al menos es libre de dejarse llevar por la tempestad y viajar a tierras lejanas, tierras que yo sentía al alcance de mi mano.
Pero mi mano nunca se movía, apoyada débil y moribunda en mi cómodo sofá, huérfano yo de sentimientos, de vida y, lo peor de todo, de muerte. Pues yo no estaba muerto, cielo mío, pero tampoco estaba vivo. Estaba, y eso era todo, mi único cometido en la vida era estar, ni ser ni parecer.
Así estuve, como una estatua de mármol, aunque yo nunca tuve un padre que me moldeara y me expusiera ante los curiosos ojos de los visitantes de cualquier museo, pues yo con tal de ser un cualquiera hubiera sido feliz. Pero no era aquello lo que el destino me tenía preparado.
Fue en ese momento de terrible angustia, vacío ya de toda esperanza, cuando tú me tocaste. No fue algo burdo e incómodo, sino que fue un roce sutil el que despertó algo en mí, algo que estaba dormido mas yo imaginé muerto. No sabría describir lo que sentí en aquel instante, tesoro, fue como si me mudara de aquel horrible sofá para tumbarme en una cama y me cubrieras con tus manos, con tu frágil cuerpo mientras tus labios adormecían mi trastornada mente, calmada por la melodía que producía el viento susurrando en tu melena. Y tus ojos, esos ojos que eran reflejos de mi alma, una réplica fiel del satélite que gobierna el mar a su antojo, hasta me atrevería decir que una versión mejorada del mismo.
Desgraciadamente, sigo sin saber explicarte lo que sentí, pues siento que cualquier descripción no alcanza la felicidad con la que iluminaste mi vida, una luz que sigue guiando mis pasos. Pero cuando nos tocaba dejarnos llevar y alejar el miedo de nuestros corazones, me vino a la mente aquella mirada de mi padre, triste y pícara, advirtiéndome de que si saltaba, no habría vuelta atrás.
Fue esta mirada al pasado lo que hizo que saltara a un futuro vacío, pero a tu lado. Y así caímos por la oscuridad, como caen dos copos de nieve en un salto suicida desde el cielo hasta un mar blanco de semejantes, pero cada copo único y diferente al resto. Pues eso éramos tú y yo, dos copos distintos que en lugar de rodar ladera abajo, fuimos contracorriente pues ambos queríamos la cima.
En esa cima nos fundimos en uno, ¡tanto tiempo deseando este momento desde aquel furtivo roce! Pero ya había llegado, el sofá de anhedonia desaparecía de mi vida poco a poco y empecé a notar la energía fluir por mi diminuto cuerpo. Sin embargo, esta energía sobrepasaba lo imaginable y comencé sentir miedo, un miedo que paralizaba mis sentidos y me impedía reaccionar.
Iba a morir, lo sabía. Pero me besaste, fue mi primer beso. La energía se transmitió de mi cuerpo al tuyo y de tu mirada a mi corazón, mientras aumentaba considerablemente. Ya no tenía miedo, tú estabas a mi lado en esa explosión que estábamos provocando y para mí era suficiente, irónicamente me sentía más seguro que nunca. Y más vivo que nunca.
Vi a mi padre mover el dedo inquisitivamente a lo lejos. Le miré con una sonrisa y asentí con la cabeza desafiándole, y te besé. Fue en ese momento en el que la energía se escapó de nuestros cuerpos y quedó flotando en el aire, llegando a todos los rincones de un mundo que nos venía grande pero del que ya nunca podríamos escapar. Ni queríamos.
Esto, amada mía, es lo que algunos seres superiores denominan "Fenómeno de aniquilación": dos partículas complementarias e inconscientes que se enamoran peligrosamente el uno del otro, fundiéndose en una explosión de dolor, energía y felicidad."

MFV

23.4.13

Nace la historia

Era una noche calurosa de julio, como otra cualquiera, solo que no lo era. La joven pareja caminaba por la carretera, cogidos de la mano y balanceando sus brazos de manera alegre. Se miraban y sonreían, dejaban de mirarse y seguían sonriendo. Eran felices. Estaban juntos y enamorados, ¿qué más se puede pedir?
Caminaban lentamente, acercándose a la cabina de aduanas que ya se encontraba a poca distancia de ellos. Cuando llegaron, el joven sacó un llavero y escogió la llave adecuada para abrir la puerta. Invitó a su compañera a entrar primero y él la siguió, cerrando tras de sí la puerta. El chico encendió la radio y comenzó a sonar una balada romántica obligando a la pareja a bailar.
- Alois, que vergüenza -dijo la chica.
-Nadie nos ve Klara, disfruta.
Y comenzaron a bailar lentamente, al ritmo de la música. Ella lo miraba y él acompañaba su mirada, mientras la agarraba de la cintura para que no se escapara. Alois la besó, apasionadamente como el corazón le dictaba, y sus lenguas se fundieron mientras una melodía armonizaba tan tierna imagen. El beso fue el comienzo de esta historia, un beso al que Alois añadió más pasión, algo que Klara no rechazó. El calor se notaba en el escaso aire de la cabina de aduanas, y la pareja empezó a dar rienda suelta a sus sentimientos. Klara empezó a desabrochar cada unos de los botones de la camisa de Alois con una sonrisa tímida, algo que al joven le derretía por dentro, por lo que este subió la falda de Klara para privarle de su ropa más íntima y dejar vía libre su sexo. Estaban desatados, necesitaban sentirse más unidos, por lo que Klara le quitó el cinturón a su pareja, bajándole los pantalones, regalándole una mirada sincera que invitaba a Alois al acto más íntimo que dos personas enamoradas pueden llegar a hacer.

[...]

Klara estaba sentada en el porche, disfrutando de la vista que la Luna le brindaba. Movía lentamente la mecedora acariciando suavemente su barriga, ligeramente aumentada de tamaño, mientras recitaba una antigua nana alemana que le cantaba su abuela cuando ella era pequeña.
Habían pasado 5 meses desde aquel furtivo encuentro en la cabina de Alois, y ese encuentro había dado sus frutos. Un fruto en forma de bebé, de esperanza. La familia de Klara nunca se había preocupado por ella demasiado, hasta el momento en el que les anunció el feliz embarazo, desde entonces todo eran cuidados y facilidades. Sus padres le habían obligado a que se fueran a vivir tanto ella como Alois con ellos, a su casa del lago, al menos hasta que encontraran una casa donde vivir y un trabajo para subsistir.
A Klara le preocupaba que la relación de sus padres con su marido no fuera buena, ya que al principio no hacían otra cosa que describir a Alois como un "cerdo que la había preñado y quería abandonarla". Pero afortunadamente, la relación ahora mismo entre ellos era mejor que nunca, incluso ahora mismo Alois trabajaba en la imprenta de su suegro. Todo le sonreía y ella le sonreía a todo, era feliz.
Oyó como se abría la puerta de la casa y unos brazos le rodeaban, abrazándola y acariciando la barriga junto a ella. Era una forma de hablar con su futuro hijo o hija, de decirle que cuando saliera, ellos estarían ahí para cuidar de él. Alois la besó en la frente y se sentó en la mecedora que estaba en frente, resoplando después de una larga jornada de trabajo.
-¿Cómo ha ido en la imprenta? - preguntó Klara sin dejar de acariciar su barriga.
- Bien bien, trabajamos mucho, sobre todo con periódicos. Al parecer hay rumores de que va a comenzar una gran guerra...
- No quiero hablar de eso ahora, solo quiero que nuestro pequeño crezca en paz, aislado de problemas.
- Te prometo que haré todo lo que esté en mi mano para que nuestro hijo sea feliz. De verdad Klara, va a salir todo bien.
Por eso se había casado con Alois, pensó Klara, por su sorprendente facilidad para tranquilizarla hasta en la peor de las situaciones. Ya podría estar el mundo derrumbándose a sus pies, que Alois la convencería de que dejarse caer era la mejor solución posible.
Se levantó con dificultades debido al embarazo y besó a su marido como si fuera el último beso de sus vidas, igual que todos los besos desde que se habían conocido.

[...]

20 de abril, amanece en Braunau am Inn. Alois lleva ya varias horas esperando en aquella precaria sala dónde había perdido la noción del tiempo. Estaba desesperado, ninguna matrona le decía nada de su mujer, de cómo iba el parto, si había nacido ya el niño o la niña, necesitaba respuestas pero todo el mundo le decía que esperara pues en cuanto hubiera noticias sería el primero en saberlo.
Iba a ser padre, nunca lo hubiera imaginado. Hacía tan sólo dos años que conocía a Klara pero nunca había sentido algo así por nadie y ese sentimiento ha sido el culpable de que ahora estuviera esperando el nacimiento de su futuro hijo o hija. Pero no se arrepentía de ninguna de las decisiones que había tomado en esos dos años. Todo había salido perfecto, estaba trabajando en la imprenta de su suegro y ganaba un sueldo digno para permitirse pagar una casa y una vida decente, la que quería dar a su familia. Sentía un poco de pánico por el futuro incierto que se acercaba desde el horizonte, pero sabía que con Klara a su lado no existía problema alguno que no tuviera solución.
Estaba sumergido en sus plantes de futuro, en su propia felicidad, que no se dio cuenta de que la matrona que recibió a su mujer se estaba acercando para avisarle de que ya podía ver a Klara. El trayecto desde la sala de espera a la habitación donde tenían a Klara, Alois lo realizó por inercia pues no fue consciente de que sus piernas se estaban moviendo, pero llegó junto a su mujer siguiendo a la matrona por los pasillos del edificio.
Allí estaba Klara con su bebé, con el pelo despeinado y la ropa empapada de sudor, pero estaba más hermosa que nunca. La quería, probablemente nunca la volvería a querer tanto como en aquel momento, pero Alois haría todo lo posible por demostrarle que lo era todo en su vida. Se acercó lentamente a la cama, con un miedo estúpido de hacer algo que pudiera perturbar la tranquilidad que se respiraba en la habitación. Acarició a su mujer la mejilla mientras la besaba. Ella le sonrió y alzó un poco al bebé, que estaba ya dormido después de tanto esfuerzo.
- Di hola a tu papá.
Alois cogió a su hijo con cuidado para que su mujer descansara un poco. Allí estaba, sangre de su sangre, su propio hijo fruto de un amor inmenso. Estaba tranquilo y dormido, ajeno a los problemas que pudieran ocurrir en el mundo del que ya formaba parte y su padre tan solo deseo que aquella sensación permaneciera intacta a lo largo de su vida.
- Bienvenido al mundo Adolf Hitler. Tienes por delante una aventura maravillosa que vivir. Te quiero hijo - Alois besó la frente de su hijo y se lo devolvió a su mujer mientras se abrazaban como una familia ingenua pero feliz, aquella mañana del 20 de abril de 1889.

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19.4.13

Lo de siempre.

- ¡Buenos días, Juan!
Juan levantó la mirada de la barra del bar sin soltar la bayeta  pues su jefe andaba cerca y no quería recibir otra reprimenda por vaguear. Vio a Diego en la puerta del bar saludando con la mano mientras esquivaba con cierta habilidad la fregona para ir a sentarse en un taburete frente a él.
Antes de que le saludara, Juan ya sabía quién era el nuevo cliente. Diego llevaba apareciendo cada primer sábado del mes desde hacía dos años, exactamente a las 12:27 de la mañana. Nunca le había contado Diego por qué llegaba a esa hora con una estricta puntualidad digna de tratamiento. Pero no le importaba a Juan ya que él esperaba ansioso durante treinta interminables días a que llegara el primer sábado del mes, y con él la visita de su cliente favorito. No sabía quién era, ni si tenía familia o amigos fuera de aquel local de mala muerte, ni siquiera si trabajaba o si tenía pareja.
Pero tampoco quería saber más cosas de él, sabía lo justo y necesario: que era una persona única.
- Buenos días, Diego. Ya pensaba yo que no llegarías a tiempo.
- A las 12:27 amigo, como un clavo - sonrió Diego mientras hacía ritmos con las mano -. ¿Cómo estás?
- Limpiando, como cada sábado, deberías saberlo - contestó Juan mientras terminaba de pasar la bayeta por la barra.
- ¿Acaso dudas de mi memoria? Ya sabes que es cortesía preguntar y yo soy una persona muy cortés.
- Jaja, de eso no tengo ninguna duda - Juan dejó la bayeta y se apoyó en el grifo de cerveza -. ¿Tú cómo estás?
- Estupendamente, igual que hace un mes e igual que dentro de un mes. Ya me conoces.
La verdad es que no, pensó Juan. Si reflexionaba fríamente, no conocía nada de aquel hombre, pero de una manera extraña, lo consideraba uno de sus mejores amigos. Y le gustaba pensar que ese sentimiento era recíproco, pues tenía la sensación de que Diego se mostraba tal y como era por dentro en aquel íntimo contrato que se establecía entre barman y cliente, un contrato que parecía que iba a ser vitalicio.
- Ya sabes que no te conozco, Diego. Pero está bien así.
- Oh, que equivocado estás amigo - exclamó Diego con una sonrisa - me conoces mejor que nadie que habite este pequeño mundo en el que vivimos. Conoces mi mente y mi forma de pensar y eso es lo que soy.
- Tendré que aceptar que te conozco en ese caso - rió Juan porque la misma conversación se repetía cada treinta días, y deseaba que nunca cambiara -. Bueno, cuéntame qué va a ser hoy Diego.
- Llegué ayer del Amazonas, una aventura impresionante la verdad. Pero no te voy a aburrir con banalidades, hoy quiero hablar contigo de un tema crucial.
- Vaya, vienes motivado esta mañana. ¿De qué se trata? - preguntó curioso el barman.
Diego miró a un lado y a otro, como si sintiera que estaban siendo espiados, pero el bar de Juan no era muy concurrido que digamos, así que ese pequeño gesto le hacía mucha gracia. Fingió junto a su amigo que estaban siendo escuchados, paseando la mirada por todo el bar en busca de un espía. Cuando Diego decidió que estaban fuera de peligro, se fue inclinando lentamente hacia la oreja de Juan.
- Hoy vamos a hablar de la rutina.
- Un gran tema, sin duda - dijo Juan mientras reía pues Diego siempre exageraba los gestos para darle a entender que la conversación iba a resolver las grandes dudas del ser humano -. ¿Qué te ha pasado?
- Viniendo hacia aquí, he pasado por delante de una frutería y he escuchado cómo un cliente le pedía al tendero que le pusiera "lo de siempre". ¿Te lo puedes creer?
- ¿Qué hay de malo en pedir lo de siempre? - preguntó incrédulo Juan ante la curiosa historia.
- Lo de siempre es horrible. Vivimos en una sociedad que nos condena a la rutina, a ritos que se repiten cíclicamente y no nos dejan escapar hacia la espontaneidad. Al pedir lo de siempre, estás aceptando que no quieres cambiar, que quieres permanecer en un estado constante de costumbres y actos que no hagan variar el normal transcurso de tu vida. Eso es muy aburrido.
- Sin embargo, el ser humano desde que se hizo sedentario, ha necesitado de rutina para establecerse en un sitio durante la cantidad de tiempo suficiente como para formar una familia y una vida. Creo que es imposible que no haya rutina en nuestras vidas.
- El sedentarismo es de las peores cosas que le han ocurrido al ser humano, junto a la creación de la moneda - afirmó Diego -. Estamos de acuerdo en que para establecer una familia necesitas permanecer en un mismo sitio, pero no para tener una vida. ¿Piensas que yo no tengo una vida?
- No he querido decir eso - contestó avergonzado Juan -. Pero quizás para lo que la mayoría de la gente entiende por vida, es decir, tener una familia, un trabajo y envejecer junto a la gente que quieres, necesitas una rutina.
- Coincido contigo - admitió Diego -, sin embargo ese concepto de vida no es el que tengo yo. Ten en cuenta que el trabajo esclaviza, un número de horas metido en una oficina o realizando la misma función durante demasiados años para poder cobrar una miseria de pensión, no me parece una buena forma de vivir. La familia, a medida que envejeces, se va olvidando de ti salvo que tengas la suerte de encontrar una pareja que permanezca contigo hasta el final de tus días, lo cual no es normal hoy en día. Y qué decirte amigo de la gente que quieres... tan fugaces como un parpadeo.
- ¿Acaso no tienes familia o gente que quieres? - preguntó con cierto temor Juan, ya que nunca se había adentrado en la vida de Diego.
- Claro que tengo familia y gente a la que quiero.
- Sin embargo, no te consideras una persona sedentaria.
- Para nada - sonrió curioso Diego, intentando adivinar las intenciones de su compañero.
- Entonces no entiendo qué relación tienes con ellos.
- Jaja, tengo la relación que considero adecuada. Yo siempre estoy yendo de un lado a otro, pero eso no quiere decir que no eche de menos a las personas que me importan. Es en esos momentos de nostalgia en los que visito a mi familia o a mis verdaderos amigos, pero no permito que la rutina domine mi vida.
- ¿Y trabajas?
- Sí trabajo. No estoy a favor del capitalismo, pero soy una persona que no va a cambiar nada en ochenta años de existencia, así que de alguna forma tengo que traicionar mis ideales para poder vivir como lo hago. Siento defraudarte, sé que pensabas que era una persona íntegra.
- Tranquilo, seguiré dejándote entrar en mi bar - rió Juan -. Sin embargo, yo vivo una rutina constante dentro de este bar, pero cada día viene gente nueva con la que hablo, lo cual maquilla mi rutina con algo de novedad. Creo que lo bueno es poder mezclar ambas cosas.
- Juan, querido amigo. Yo te quiero mucho, pero te estás perdiendo el mundo que hay ahí fuera. ¿No te das cuenta de la cantidad de personas que viven detrás de la luz de una ventana? Imagina que en esa luz se encuentra la mujer de tus sueños.
- Yo ya estoy casado con la mujer de mis sueños - le cortó Juan.
- Eso nunca lo sabrás hasta que conozcas a todas las mujeres del mundo y puedas comparar.
- Sabes que eso es imposible.
- Pero para poder decir que es imposible, tienes que intentarlo. La vida empieza fuera de este bar y es maravillosa.
- Mi vida ya es maravillosa. Pero si tan enemigo eres de las costumbres y la rutina, ¿cómo es que vienes a este bar, a la misma hora, cada primer sábado de mes?
- Querido barman, ya te he dicho que hay momentos en los que necesito ver a la gente que quiero. Y contigo ese momento ocurre el primer sábado de mes a las 12:27.
¡Cuánto había echado de menos a Diego! Después de estas conversaciones se tiraba toda la mañana atontado en el bar, pensando sobre su existencia, para llegar cada primer sábado de mes a la misma conclusión: si existía la resurrección, en otra vida querría ser como Diego, su gran amigo desconocido.
- Espero que reflexiones sobre la rutina esta mañana, dentro de un mes te pediré los deberes - dijo Diego mientras soltaba una carcajada.
- Sabes que siempre cumplo con mis obligaciones - rió Juan -. ¿Qué vas a tomar esta vez, Diego?
- Lo de siempre - contestó con una sonrisa el gran desconocido mientras se levantaba para ir al baño.
Juan rió como cada primer sábado de mes  y se fue a la cocina para preparar a Diego lo de siempre: un cocktail diferente al del mes pasado y distinto al que probaría el próximo mes.

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3.2.13

Papel y tijera

Había pasado toda su vida sintiendo como los lápices desgarraban su alma, notaba como cada palabra quedaba grabada a fuego a lo largo de su anatomía. Su piel era un lienzo arco iris donde la gente había depositado sus pensamientos, donde la imaginación de las personas cobraba vida y forma.
Pero él también quería vida y forma, no era más que una lámina nacida de un árbol, blanca y desnuda de todo sentimiento. Aun así tenía sueños, siempre los había tenido. Soñaba con que algún día sería un avión de papel y podría volar por el mundo para visitar aquellos paisajes que veía por la tele. Aunque todo era inútil, sabía que aquello era imposible y a veces, sumido en la desesperación, deseaba que lo hicieran un ovillo y caer como un canto rodado en el olvido.
Vacío ya de toda esperanza, abatido y superado por la injusticia que es la vida, un día apareció ante él una figura brillante y llena de luz. Quedó prendido al instante de su largas piernas plateadas y sus sensuales curvas, sabiendo del peligro que tras sus ojos se ocultaba. Ambos cruzaron sus miradas y allí, donde antes solamente hubo sueños y decepciones, ahora había futuro y esperanza.
El papel y la tijera se enamoraron y como ocurre en tantas otras relaciones, su historia de amor estaba llena de dolor. Pero aquello no importaba, pues el papel nunca se había sentido tan vivo.

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30.1.13

La chispa de la vida

Toc, toc.
Alguien golpeó la puerta de metal, despertándolo de su sueño. Mientras se terminaba de desvelar, oyó la voz del otro lado:
- ¿Puedo pasar?
- ¿Acaso tengo otra opción? - contestó mientras se reía.
La puerta se abrió y un hombre entró en la sala, lo reconoció al instante. Era un hombre cercano a los cuarenta años, de facciones muy marcadas y con el ceño muy fruncido, como siempre que lo había visto, oculto parcialmente por un pelo moreno desaliñado que le caía por la cara. Vestía una camisa blanca simple muy apretada que marcaba perfectamente cada músculo de su cuerpo, algo de lo que se sentía orgulloso pues siempre intentaba llevar prendas que definieran bien su anatomía. Acompañaba la camisa con unos pantalones grises sujetos con un cinturón marrón y al final de estos, unos náuticos negros bastante elegantes, aunque la ocasión no era para menos.
- ¿Cómo estás Jon? - preguntó cortés sentado en la cama.
- Mejor que tú imagino - respondió Jon con el ceño fruncido, como siempre -. Ha llegado el momento, ¿estás listo?
- Llevo listo desde el primer día, si te soy sincero. En cierto modo es un alivio.
- ¿Un alivio? - Jon le miraba atónito, sin embargo su rostro se suavizó y una sonrisa se dibujo en sus labios -. Eres un buen tío, Rick. Te he cogido cariño en todo este tiempo desgraciadamente.
- Si es que en el fondo soy un tío adorable.
Ambos estallaron en carcajadas, algo que Rick agradeció ya que pudo relajarse un poco. Cuando el momento de felicidad terminó, Jon se acercó a la cama y lo levantó cogiéndolo del brazo. Sin embargo, antes de comenzar, Rick lo agarró fuerte de los brazos y lo miró a los ojos con un gesto de súplica.
- Déjame el móvil Jon. Por favor, es lo último que te pido, lo necesito.
Jon escrutó a Rick durante unos segundos, pero al final soltó el brazo y sacó el móvil del bolsillo, entregándoselo con gesto serio.
- Cinco minutos Rick. No esperes palabras amables recuérdalo.
Rick asintió mientras cogía el móvil y marcaba el número que recordando día tras días desde hace tres años. Pulsó el botón de llamada y esperó mientras sonaban unos pitidos que se le hacían eternos. Esperó, esperó, y seguía esperando cuando una voz sonó al otro lado de la línea.
- ¿Diga? - dijo una mujer.
- Yo... esto... - a Rick se le trababa la voz a causa de las lágrimas que empezaban a brotar de sus ojos -. Soy Rick Donovan. Solo llamaba para decirte que lo siento mucho, Christina.
Silencio. Al principio Rick no escuchaba nada al otro lado y su alma poco a poco se resquebrajaba en mil pedazos, dejándolo desolado en su propia miseria. Pero cuando creía que Christina lo había dejado solo, escuchó como ésta rompió a llorar y pronto Rick la acompañó, coordinándose sus sollozos. Estuvieron así durante varios minutos, una interminable cascada de sentimientos y pesares bañando las almas destrozadas a los extremos de una línea telefónica. Podrían haber estado así durante una semana, pero Christina se serenó, escuchó como se sonaba los mocos y volvía a coger el teléfono.
- Yo también lo siento Rick - y colgó.
Rick derramó las últimas gotas que le quedaban y bajó lentamente el brazo, desconectado de la realidad. Jon cogió su móvil y lo guardó de nuevo en el bolsillo, cogió a Rick y salieron ambos de la habitación.
De todas las respuestas posibles que Rick había imaginado recibir durante todos estos años, un "lo siento" era lo último que esperaba. No creía posible que aquella mujer sintiera lástima por él, pero así había sido, hasta había notado cierto tono de disculpa sincera en sus palabras. Aquellas dos palabras, fueron como una liberación para él y sonrió como nunca había sonreído en los últimos tres años, sonreía de verdad.
Se dio cuenta de que en lo que su cerebro asimilaba la conversación telefónica, estaba caminando junto a Jon por un largo pasillo que terminaba en una sala con escasa iluminación, pero la suficiente como para distinguir en ella una silla justo en el centro.
- ¿Cómo estás Rick, te arrepientes?
- Sabes que sí Jon, no era dueño de mis actos pero eso no justifica lo que hice. ¿Ella está bien? - preguntó con preocupación.
- Sarah se ha vuelto a casar y está a punto de dar a luz. No sé si es niño o niña, pero sé que ella es feliz - Jon le miraba con cara triste, algo impropio de él.
- Eso es lo que quería oír - dijo Rick con una sonrisa justo cuando llegaban a la sala y Jon le sentaba en la silla.
Morir es duro, pero saberlo es aún peor. Es lo que Rick estuvo pensando estos últimos tres años en los que estuvo encerrado en aquella lúgubre celda. Había llorado, gritado, hasta se había autolesionado un par de veces, pero no tardó en darse cuenta de que todo aquello era inútil. Había asumido que tenía que sufrir su castigo, el cual no era el acto de morir en sí, sino el hecho de saber exactamente cuantas horas le quedaban por vivir.
Visto desde fuera, aquello parecía un ritual digno de admirar. El preso sentado en la silla y su compañero policía soltándole los grilletes de los tobillos y de las muñecas, para volverlo a encadenar con cuero al frío metal de la muerte. Un tobillo, luego otro. Una muñeca, luego otra. Jon preguntó si estaban demasiado apretadas, con un tono que denotaba que aquella era una pregunta estúpida. Rick le miró sonriendo y felicitándole por su buen trabajo. Jon le devolvió la sonrisa, cogió el casco conectado a la red eléctrica y lo colocó sobre la cabeza del reo. Por último, se agachó y cogió una esponja que había en un cubo. Dejó que ésta absorbiera la máxima cantidad de agua posible para luego regar con ella en cuerpo y alma a Rick. Realizó esta operación un par de veces antes de dejar caer la esponja otra vez en el cubo y quedarse de pie delante de Rick.
- Hasta siempre, amigo - Jon se inclinó hacia delante y lo abrazó, siendo consciente de que se iba una gran persona de este mundo, dejando a un indeseable todavía en él. Nunca había entendido los deseos del Señor, y en este día mucho menos. Se alejó de Rick e hizo un gesto afirmativo al guarda que estaba situado en un lateral de la sala, junto al botón apagaría la vida del pobre hombre que esperaba a la oscuridad desde el trono de la injusticia.
En el intervalo de tiempo que hubo entre el gesto de Jon y la maniobra que llevo el guarda para conectar la corriente eléctrica a la silla, a Rick se le pasaron cuatro imágenes por la cabeza: su hijo cayendo enfermo y empeorando hasta el borde de la muerte durante un mes; aquel médico negándose a tratar a su pequeño Don; la bala que salió de su pistola y que arrebató la vida del hijo del médico; y en la última imagen observó a Christina desconsolada sujetando un cadáver en sus brazos y unos ojos llenos de desolación y vergüenza que pertenecían a su mujer, Sarah.
Lloró por última vez, para que la descarga apagara más rápido la chispa que llevaba agonizando tres años en  aquella prisión, dejándolo por fin libre de todo pecado.

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28.1.13

Brindo

Brindo por los personajes tímidos
incapaces de mirar unos ojos
y gritar sus secretos más sentidos,
quedando sus sueños en reposo.

Brindo por la gente de discurso ejemplar,
mas ahogados en su irreal historia
sin saber hacia donde nadar
para encontrar el nacer de su memoria.

Brindo por aquellos valientes,
cuya sordera envidiable
mantiene sus principios fuertes,
ante el recelo de los despreciables.

Brindo por mí, por el camino elegido
lleno de aciertos y errores,
de rechazos del destino
y de recuerdos de mis amores.

Brindo por el tiempo que se escapa
y se ahoga en el fondo de mi copa,
bañando de esperanza mi garganta
callada de cuerdas rotas.

MFV

21.1.13

Rx - IV

Cuando fue a tirar la basura, se dio cuenta de que eran los recuerdos de su última pareja.
Los miró con nostalgia y como buen Diógenes, volvió a dejarlos en casa junto al resto de recuerdos de sus últimas relaciones, quedando un hueco libre en su memoria.

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15.1.13

No tan solo.

El sol destapa mis tristes ojos
sumidos en una turbia manta
con olor a antiguos soplos
de tus labios sobre mi alma.

Desapegado de las sábanas,
recorro los recuerdos que dejaste
tirados bajo la almohada
junto a los sueños que abandonaste.

Y ahora, ¿dónde puedo mirar?
Si tu marcha fue un espejismo
pues a mi lado en cada paso estás
y eterna te siento en mis suspiros.

Se quedó mi armario desnudo,
sin abrigo para la nostalgia
que ha dejado en el felpudo
las fotos de nuestra vida imaginaria.

Aunque la soledad fue tu último regalo,
tuyo es el reflejo de mi mirada
que busca desesperada tu rastro
y descubrir que equivocada estabas.

Ya en la cama, dispuesto a dormir
nuestra vida en mi memoria.
Tan solo como siempre,
pero menos solo que sin ti.

MFV