5.6.12

El día que encontré twitter

- Hijo, ¿hoy tampoco sales con tus amigos?
- No, mamá...
Estaba ya cansado, todas las tardes mi madre cuestionaba mi estilo de vida, recluido en mi cuarto, esclavizado por la pantalla del ordenador, la cual me transportaba a donde yo quisiera. Es la magia de internet.
Es cierto que nunca había sido un chico muy sociable, no me gustaba el ser humano en general ni las personas en particular. Soy lo que comúnmente denominan un "bicho raro", quizás de los más raros que existan en la sociedad en la actualidad, pero era feliz con mi aburrida vida. Irónico, ¿verdad?
Pero mi vida asocial dio un giro inesperado cuando, en las noticias, leí sobre una red social, Twitter. Haciendo honor a mi forma de ser, nunca había sido fan de las redes sociales, no me interesaban pues no buscaba introducirme en la sociedad. Sin embargo, la noticia que leí relataba el gran éxito que estaba teniendo esta plataforma social y explicaba sus características. He de reconocer que por primera vez, la vida social me tentaba, debido a las alabanzas que vertían sobre Twitter. Por ello, me decidí a hacerme una cuenta y probar suerte.
Al principio estaba bastante perdido, pues no entendía muy bien el mecanismo que controlaba el funcionamiento de la red social. Estuve a punto de dejarlo, pues me desesperé intentando entenderla más no encontraba el modo. Estando al borde de la desesperación, cuando encontré un vídeo explicativo sobre Twitter y conseguí hacerme a ella.
Comencé a twittear cosas mías, pensamientos carentes de sentido que reinaban en mi cabeza que caían descontrolados sobre el teclado. Estaba enganchado, he de admitirlo, y no me reconocía. Jamás imaginé que fuera a seguir las peripecias de los famosos que apenas me importaban por la red, pero comencé a seguirlos y a saber de sus vidas. Mientras, yo seguía escribiendo frases inconexas y parecía que a mucha gente le gustaba lo que tenía que decir. Cada día ganabas más "followers" que me agradecían mis palabras e imploraban porque siguiera siendo así de estúpido, pues les alegraba las tardes aburridas perdidas en el solitario.
Me sentía en la cresta de la ola, más y más followers, me estaba convirtiendo en alguien famoso en la red social. Por fin entendí lo que era ser alguien en la vida, tener amigos y realizar una función en la sociedad. Por vez primera era feliz de una manera diferente a como había enfocado mi existencia desde un principio. Me había hecho un nombre, todos me adoraban y nadie me lo iba a arrebatar.
Mi madre llamó a la puerta y la abrió lo justo para asomar la cabeza y preguntarme, con cara de pena:
- ¿Hoy tampoco sales con tus amigos?

MFV

2.6.12

Rx II - Un aplauso, por favor.

Me resulta curioso el amor, y más todavía como el ser humano hace uso de él. Nunca sabremos con qué fin se creo este sentimiento o por qué apareció, ni tampoco quién era su destinatario, pues el amor son nuestros ojos desnudos, para que vean a través de nosotros y nos entiendan, y no se entrega tan a la ligera.
Sin embargo, vivimos en un mundo en el que los políticos nos roban y nos mienten, a costa de hacerse más ricos, pero menos personas. Puedo proclamar que somos la única especie que remueve cielo y tierra para matar a uno de nuestros congéneres y nos parecerá bien, mientras otras atrocidades ocurren de manera "legal" y nosotros "legalmente" damos el veredicto de que son meras inocentadas. Nos dedicamos a mentir a nuestras abuelas y a robar a nuestros amigos, somos un yin declarando el amor a su yan, un yin violando a su yan y terminando por matarla porque "se lo merecía". Luchamos unos contra otros para llegar más lejos en la vida, pero no nos preocupamos por acercarnos más.
Con todas estas cosas, uno podría pensar que confiar nuestro amor a un ser humano es lo peor que se puede hacer, sería más recomendable dárselo a Bankia desde luego. Pero aquí nos tenemos, amándonos los unos a los otros, regalando besos y sonrisas por doquier. Yo creo que todos nos merecemos un aplauso.