3.9.15

La realidad equivale a un parpadeo

Cuando se durmió, el horror todavía estaba allí. El hambre seguía siendo el único alimento que llenaba los estómagos de números recogidos en las estadísticas. Las nubes que sobrevolaban los mares continuaban observando pequeños islotes a la deriva donde antes había una embarcación de madera, en la proa una bandera color esperanza y en la popa un motor cargado de miedo. Cientos de gaviotas de acero transportaban a la muerte envuelta en una sábana tejida por defensores de la paz y la justicia, y la dejaban caer al vacío para poblar la tierra de árboles de fuego y humo. La inhumanidad se disfrazaba de casquillo  y jugaba a ver quién podía ir más rápido y llegar más lejos. Desfiles de corbatas y descapotables avanzaban por las calles ante la atenta mirada de vasos de plástico convertidos en improvisadas huchas, llenas con los ahorros de toda una hora. Cada golpe de aguja de los relojes emitía un sonido que indicaba que no solo los segundos mueren a lo largo del día.

Pero cuando despertó, la televisión estaba apagada y el mundo en silencio. Sonrió. 

14.8.15

63

Ocho y media de la tarde. El día comenzaba a languidecer con los últimos broches de luz. El edificio estaba casi vacío: los funcionarios ya se habían marchado, los teclados guardaban silencio, descansando tras una dura jornada, y los percheros respiraban aliviados sin el peso de las americanas. A lo lejos se escuchaba una aspiradora y una conversación amena que rompían la tranquila llega de la la noche.
En ese instante, un teléfono sonó en el despacho del gabinete de prensa del presidente, uno de los pocos que quedaban iluminados. La voz de un hombre se unió al resto de ruidos que enturbiaban la serenidad que se respiraba en el edificio. La conversación fue breve, monosilábica. Se escuchó como el hombre colgaba el teléfono y salía corriendo de su despacho en dirección a la puerta que había unos metros a la derecha. Llamó a la puerta golpeando tres veces  y entró después de oír una voz que le daba permiso.
-       Buenas tardes, señor presidente. Lamento interrumpirle pero he recibido una llamada escalofriante.
-       ¿De qué se trata? – preguntó el Presidente alarmado.
-       Me acaban de confirmar un dato que desconocíamos. Han fallecido 63 personas hasta la fecha. No sé cómo ha podido ocurrir sin que nos enteráramos, lo lamento señor. Pienso encargarme personalmente de descubrir cómo ha sucedido…
-       Tranquilo, tranquilo, vamos a serenarnos -. El presidente y su jefe de gabinete se quedaron en silencio, mirándose el uno al otro pero con la mente más allá de las barreras físicas de aquel despacho. Solo se escuchaba la tenue cadencia que marcaban sus respiraciones. Pasados unos minutos, el presidente comenzó a hablar con voz pausada.- ¿Quién te ha facilitado la cifra?
-       La llamada provenía del Ministerio del Interior, presidente. La policía les ha comunicado el dato después de llevar a cabo una investigación.
-       De acuerdo –el presidente continuó meditando mientras observaba a través de las ventanas el vuelo de los pájaros, regresando a sus casas-, ¿quiénes son las víctimas?
-       No nos lo han podido confirmar aún, señor. Les he pedido que llamen a su despacho en cuanto tengan toda la información del caso.
-       Bien hecho, gracias.
El presidente se levantó de su silla y comenzó a pasear por el despacho pensativo, sin decir nada, ante la atenta mirada de su ayudante. Sabía que algo había hecho mal, era responsable de la vida de todos los ciudadanos del país y tenía que estar preparado para afrontar la causa de todas esas muertes. Debía valorar todas las posibles variables para tener preparado un plan de acción en cuanto le confirmaran cuál de ellas era la correcta. El jefe de gabinete pareció leerle la mente, pues se sentó en la silla colocada frente al escritorio, saco el bolígrafo y la libreta que siempre llevaba en el bolsillo y comenzó a hablar mientras el presidente se sentaba de nuevo en su silla.
-       Veamos, presiente. ¿Podría tratarse de ETA?
-       Me extraña. Aunque aún no han entregado sus armas, llevan tiempo respetando el alto el fuego. Sin embargo, por si acaso deberíamos llamar al presidente del País Vasco y hablar con el ministro del interior para que hable con el jefe de la policía nacional.
-       Quizás deberíamos hablar también con el presidente de Francia para que sus agentes colaboren con nuestras fuerzas de seguridad. ¿Nos falta alguien más?
-       Puede ser –contestó dubitativo el presidente-. Deberíamos ponernos en contacto también con las autoridades marroquíes por si se ha producido alguna fuga. Aunque no hemos recibido noticias del paso de algún etarra conocido por la frontera, pero debemos asegurarnos.
-       De acuerdo, lo tengo todo apuntado –mientras hablaba con el presidente iba anotando cada línea de actuación-. Luego hablaré con el jefe del CNI para ver si saben algo más.
-       Buena idea. Debemos estar preparados por si se trata de terrorismo islámico, porque en ese caso deberíamos ponernos en contacto con el embajador de Estados Unidos para actuar conjuntamente con la CIA. Ya sabemos lo preocupados que están y cualquier noticia que tengamos se la debemos comunicar. Cabe la posibilidad de que tengamos incluso que aprobar un real decreto para aumentar el gasto en defensa. 
-       Podría ser, aunque no se corresponde con su modus operandi. Las muertes han sido puntuales y no nos consta que se haya producido ningún gran atentado –ambos se quedaron pensativos, intrigados por conocer cuál era el motivo de todas esas muertes que se les había escapado-. Señor presidente, ¿y si se deben a varios accidentes ferroviarios? Puede haber defectos en los protocolos de seguridad o en la estructura de las vías.
-       Es posible –le dio la razón el presidente mientras se rascaba la barba, sopesando esa posibilidad-. En caso de que sea cierto, tenga a mano los teléfonos de todos los presidentes de las distintas compañías. Querrán encargarse ellos de las investigaciones pertinentes cuanto antes.
Siguieron intercambiando opiniones y ideas cuando la conversación fue interrumpida por el teléfono del presidente. Este se dirigió rápidamente a su escritorio y se sentó mientras descolgaba el teléfono. Su jefe de gabinete permaneció expectante, intentando descifrar parte de la conversación a partir de los gestos del presidente o de sus palabras, pero tan solo decía “sí”, “entiendo” o “gracias”, lo cual no aportaba mucha información. Sin embargo, a los pocos minutos el presidente colgó el teléfono, se recostó en su silla y exhaló con un sutil matiz de alivio. 
-       ¿Y bien? –preguntó impaciente el jefe de gabinete ante el silencio del presidente-. ¿Era el ministro del interior?
-       Mujeres.
-       ¿Cómo?
-       63 mujeres –respondió el presidente elevando el volumen-. Se trata de 63 mujeres, víctimas de violencia de género.
-       Entiendo. Esto no lo teníamos previsto. ¿Cuál es el procedimiento a seguir?
-       Vaya a su despacho y escriba un tuit mandando mis más sinceras condolencias a las familias de estas mujeres -contestó con firmeza el presidente tras meditar cuáles eran los pasos a seguir-. Tengo una cena importante con los empresarios más prestigiosos del país y no puedo retrasarme más. Mañana sacaremos una nota de prensa.
Cuando terminó de dictar sus instrucciones, cogió su teléfono móvil y se marchó del despacho, dejando solo a su jefe de gabinete. Este fue a su escritorio y redactó en Twitter el más profundo y sentido pésame en nombre del presidente. 140 caracteres después cogió su americana del perchero y apagó la luz antes de cerrar la puerta, quedando el despacho completamente a oscuras cuando la pantalla del ordenador desapareció.

MFV 

25.5.15

El momento del realismo ciudadano

Enhorabuena a los premiados, gracias a las nuevas formaciones y respetuosos saludos a la vieja política, pues ahí sigue agonizando por encima de los vivos.

Tras las elecciones de ayer, a lo largo de estos días se harán una gran cantidad de análisis sobre qué significan los resultados y qué es lo que la ciudadanía demanda a la luz de los votos emitidos. Muchos acertarán y muchos fallarán, y probablemente un mismo análisis cumpla estas dos premisas al mismo tiempo en función del receptor de la información.

Lo positivo y negativo de estas elecciones es que el bipartidismo ha perdido su hegemonía, que no su poder como fuerza política pues en pocas ciudades (Barcelona, Madrid y algunas gallegas) las candidaturas de unidad popular han conseguido ser la lista más votada o la segunda con posibilidad de disputar la gobernabilidad mediante pactos.

El PP consigue ser la primera fuerza política en muchas ciudades y autonomías, parece ser que la ciudadanía no ha castigado suficientemente la red de corrupción creada en diversas zonas de España. Esto se explica con la concepción hoy en día de la política como un show muy similar al fútbol, donde las ideologías desaparecen para dar paso a un equipo que defiende unas políticas concretas y si juega mal, es por culpa bien del entrenador o de pocos jugadores, no del equipo entero, aunque hasta el que trae las toallas haya robado un par de millones y viaje más a suiza que cualquier ciudadano medio.

El PSOE ha caído en alguna ciudad importante como es Madrid o Barcelona, allí donde la unión popular ha tenido un gran éxito, pero se ha mantenido como segunda fuerza, o incluso como primera, en otras tantas ciudades y comunidades autónomas, como Sevilla o Asturias y Extremadura. Muchos periodistas califican los resultados de estas elecciones como un giro a la izquierda. Imagino que todo dependerá desde donde partas en el espectro político, porque comparando al PSOE con Alianza Popular pues sí se trataría un giro a la izquierda. En cambio si partes con lo que ideológicamente se ha identificado como izquierda en la tradición política, PSOE sería un partido socialmente de izquierdas pero económicamente neonotantocomoelPPperocasiliberal. Es decir, un PP pero sin quemar homosexuales o a madres abortistas. Los matices están ahí, pero se confunden en cuanto te quitas las gafas y miras a través del euro.

Y por último, las candidaturas de unidad popular impulsadas por Podemos  o este mismo partido en las autonomías, partiendo de la nada han conseguido un resultado excelente, máxime en A Coruña, Madrid, Barcelona o Cádiz. En estas ciudades sí ha triunfado el cambio, la gente ha superado el miedo a lo nuevo y ha confiado su futuro próximo en formaciones integradas por personas procedentes de diferentes esferas de la izquierda. Sin embargo en muchos otros sitios, para un ciudadano cualquier como yo, no se han cumplido las expectativas. Siendo realista, con los datos en la mano la ciudadanía o la gente no apoya el cambio (de momento) y siguen prefiriendo formaciones tradicionales a Venezuela o a ETA, como dirían los medios de desinformación capitalistas.

Esto no es una gran noticia, a pesar de que los resultados son buenos para una formación nueva pero se han quedado en la orilla si escuchamos las expectativas generadas y anunciadas. Sus líderes analizaron de manera certera el origen de la crisis y señalaron con precisión milimétrica a sus culpables, sin embargo creo que se han excedido en soberbia y prepotencia en sus mítines con "la ilusión, la gente, el cambio" porque no se ha trasladado con igual magnitud esa emoción ciudadana que proclamaban en votos y concejales. Pero también coincido en que para conseguir la luna hay que subirse al tejado y no a una butaca, por utópico que sea ésto.

Pero sí tenemos que estar contentos porque gente nueva, aire fresco entra en las instituciones y pueden demostrar que otra forma de hacer política es posible y puede ser eficaz. Ahora vamos a ver si la unión popular es capaz de convencer con sus medidas de que el cambio es realizable, que hay determinados aspectos de la política cuya eficiencia no puede ser medida solo con los parámetros económicos, como bien decía Jose Manuel López, candidato de Podemos a la Comunidad de Madrid. La semilla está plantada, ahora queda un semestre antes de las generales para que las políticas inmediatas den sus frutos y convenzan, pues solo así se conseguirá un cambio ideológico.

Es el momento de los pactos y ahí se verá la madurez política de las formaciones nuevas y la madurez de los ciudadanos. Podemos lleva criticando al bipartidismo desde su nacimiento aunque últimamente haya centrado su discurso en atacar al PP y olvidarse un poco del PSOE, supongo que en vistas a que en muchos municipios y comunidades tendrían que pactar con ellos para que la derecha más derecha no consiga gobernar.

A esto me refiero con el realismo ciudadano. Hay que estar conectados con la realidad y la realidad es que el cambio acaba de nacer pero aún no ha aprendido a caminar, y para aprender necesitamos ir de la mano. Presumiblemente Podemos pactará con el PSOE en aquellas autonomías o municipios en los que su suma supera a una posible coalición de derechas PP+ C's. Podríamos decir que va a traicionar sus ideales o a sus votantes, pero nosotros debemos entender que para ganar apoyo hay que convencer y permitir que gobierne la derecha supondría un gran varapalo para la gente, como ellos dicen. Debemos comprender que Podemos y PSOE están destinados a entenderse y que Podemos, con transparencia y explicando detenidamente sus medidas, tendrá que convencer a sus votantes por qué son necesarias estas coaliciones. En política no es todo blanco o negro, es una gama muy amplia de grises y Podemos debe pintarlo de morado y los ciudadanos dejar a un lado la ortodoxia para meternos en la realidad del día a día de la política, donde de verdad se pueden inclinar las decisiones para beneficiar a la mayoría social. Cerrándose en banda es donde no se consigue nada.

Los ciudadanos entran en las instituciones y su actividad política concreta deparará si el cambio se produce o no en las generales. El camino se presenta interesante, hay que caminarlo juntos.

La democracia no es aquello que vemos en el telediario, es la implicación activa de la ciudadanía en su propio futuro. Salud, república y unidad popular.

MFV

20.5.15

ETA sigue molando

ETA anunciaba el fin de su actividad armada el 20 de octubre de 2011. Creo sinceramente que esto fue un hecho celebrado por una gran mayoría de la población española, cansada y entristecida por un conflicto que ya había entrado en un callejón sin salida, no por la legitimidad del sentimiento de origen (el derecho de autodeterminación de cualquier pueblo) sino por el modo y las maneras de defenderlo.

Quizás esa mayoría se reduce drásticamente cuando se habla de que en la otra esquina del ring, ha existido un Estado en un principio totalitario que castigaba y atosigaba a vascos y vascas por el simple hecho de tener una lengua propia y por ende, una idiosincrasia diferente, que no contraria, al resto de España. Este Estado totalitario languideció y dio paso sin un proceso de muerte y enterramiento, sino de transformación necesaria para la supervivencia de sus integrantes, a una democracia pactada y dopada de amnesia hasta las cejas.

Se pensó entonces, imagino, que las cosas iban a ser diferentes y que el conflicto generado por años de violencia institucional injusta se resolvería con el único arma que debería utilizarse en una confrontación de ideas: la palabra. Esto no fue así, como ya conocemos, sino que la violencia en el ring siguió volando en sentido bidireccional, unos por entender que había un enemigo que impedía el ejercicio democrático de la autodeterminación y otros por no tolerar los modos criminales de aquellos que se apropiaban el cargo de representantes de todo un pueblo.

El tira y afloja continuó durante años y el público que asistía al combate día tras día sufría las consecuencias de dicho enfrentamiento. Entristecido porque la defensa de los ideales nunca debería ser a través de explosiones y pistolas, asombrado porque en este tiempo se demostró que hay una violencia legal que permite la tortura y la negación de la dignidad humana a un tipo concreto de persona. Pero esta violencia no tiene castigo sino que además se aplaude en algunos casos, para mayor vergüenza nacional.

Esta historia concluyó el capítulo con el cese de las armas, se comprendió que en los tiempos que corren y más aún en nuestro país, las revoluciones deben ser en el ámbito electoral pues el sistema ha construido las barreras para constreñir cualquier intento de disidencia violenta, que en otros tiempos pudimos comprobar, con el privilegio del contemporáneo que analiza el pasado, que estaban totalmente legitimadas. Sin embargo esto no es así en nuestro país, anestesiado en el ámbito revolucionario por las migajas, el individualismo y la desidia generada por el propio sistema.

Mientras dicho combatiente salía del ring para usar las armas democráticas y conseguir una mayor legitimación para defender sus objetivos, en frente su combatiente se cargaba de nostalgia por aquellos tiempos de enfrentamiento y se guardaba esta carta bajo la manga.

Esta es la carta que el PP saca a la luz cada vez que el miedo a ceder poder se apodera de sus entrañas y atenaza sus miembros. Cuando ya no puede mantener una discusión en base a las ideas de manera digna, pues tantos años de robo en la sombra y tanto neoliberalismo selectivo cuando se habla del pueblo y comunismo si llaman a la puerta los amigos pasan factura, aparece ese enemigo que es ETA. No les tiembla la mano a la hora de remover el dolor de sus víctimas con un único fin electoralista. Y ETA somos todos si atendemos a los criterios que podemos leer entre líneas cuando escuchamos sus discursos.

ETA es aquel ciudadano o ciudadana que está excluido del mundo laboral por motivos externos y no tiene dinero para pagar el agua, la luz o el gas y exige que se le de un techo donde vivir con su familia y que no lo echen con una carta de desahucio y un porrazo de regalo. ETA es aquella persona que defiende que la educación debe ser pública y permitir que todo individuo tenga el derecho de estudiar sin importar su patrimonio. ETA somos aquellos que pensamos que la sanidad debe ser pública y acromática, pues tu derecho a recibir cuidados y tratamiento no debe estar determinado por tu tono de piel. ETA son aquellas ciudadanas que consideramos la igualdad de sexos y que por un factor biológico, una mujer no es menos en su carrera por la autosuperación.

En resumen, para el PP ETA es toda persona que quiere intentar mejorar el sistema. A día de hoy se han terminado sus argumentos y solo les queda esa carta: el miedo. Calificar cualquier intento de cambio, que no revolución, de terrorista o de proceso tutelado por algún gobierno latinoamericano (bien nos vendría aprender mediante un análisis crítico de esta tierra).

En frente, en el otro lado del ring, debemos demostrar madurez política. Hay que seguir adelante, no dejando que su miedo nos haga perder lo más preciado que tenemos en la actualidad: una mínima oportunidad de intentar cambiar las cosas y hacer de este país un lugar mejor, más justo e igualitario.

MFV

7.5.15

El trilero

El truco empezaba con la puesta en escena de las dos opciones. La víctima debía elegir entre una u otra, pensando cuál de las dos escondería la mejor decisión. Escoger una de las dos podía cambiar el curso de los acontecimientos, podía significar una reconstrucción de todos los elementos en pos de un bien común o, por el contrario, la destrucción del todo y el disfraz de la nada para esconder lo que hay más allá del vidrio por satélite.

Tras minutos de dudas e indecisiones, la víctima escoge la mejor opción. Es en ese momento cuando el truco de magia ya se ha consumado, puesto que ninguna elección romperá con los cimientos de lo establecido, con la base que sustenta su espléndido caos. Ambas opciones nacen de la misma mano que las ofrece, ocultando bajo la manga la salida donde verdaderamente está la luz.

MFV

Juegos de pareja

- ¿Y ahora cuántos llevo?
- Ninguno –contestó la mujer después de meditarlo unos segundos.


El anciano se levantó de la silla y volvió a besar a su pareja mientras le acariciaba la mejilla. Ella reía ignorante, pero feliz. Ambos disfrutaban con aquel juego que habían inventado hacía ya cinco años. Él porque la amaba con locura. Ella porque no quería que el Alzheimer le hiciera olvidar el cariño de sus besos.

MFV

6.4.15

Tantas veces

Me has preguntado tantas veces
el por qué de lo que siento,
cuál es el componente de tu olor
que derrite cada nervio,
y qué ocurre en mi retina
que al ver yo tu sonrisa,
veo la mía dibujarse en tu mirada.

Me lo has preguntado tantas veces,
que no te has parado
el tiempo suficiente
delante del espejo.

8.3.15

Que se acaben los días internacionales.

¡Ojalá! Ojalá no fueran necesarios los días internacionales en los que celebramos diversos acontecimientos. No hablo de aquellas aniversarios, bien sea del primer día o el último de una vida, en los que se conmemora a una celebridad o un hecho relevante. No hablo de cumpleaños o santos católicos. Tampoco hablo de esos días comerciales disfrazados en forma de corazón y con sabor chocolate, por ejemplo.

Me refiero a esos días que, como hoy, celebran aspectos sociales y políticos de nuestra historia. Esos días que no deberían existir por normalidad. Yo me opongo a la presencia en nuestro calendario de estos "Día Internacional de...". Sin embargo, con la misma fuerza de oposición que ejerzo, los apoyo y los celebro a mi manera. Sin pegatinas ni camisetas coloridas, sin hashtags ni panfletos en redes sociales huecos de significado.

¿Por qué son necesarios estos días en nuestros calendarios? Porque no soportamos la normalidad en la civilización y necesitamos que nos recuerden nuestros fallos y errores. Todos los días deberían ser la fiesta de la mujer o de los derechos del niño. Cada segundo de nuestra vida debería estar enfocado a estas metas, a lograr la igualdad en género o rango de edad, en derechos y libertades. Pero cada segundo es un nuevo logro que engrosa nuestra abundante experiencia en el fracaso.

Como ente vital carente de perfección, sistemáticamente estamos destruyendo la igualdad de género, no necesariamente en nuestras vidas, pero sí en algún rincón del mundo. Somos conscientes de la existencia de niños sin libertades y personas que con una ilegítima libertad pisotean los derechos humanos de sus semejantes, otros humanos. Día tras día presenciamos la agonía del medio ambiente que con unas décimas de más o unos hielos menos, nos suplica que nos vayamos, que él no ha dado permiso para que acabemos con el techo que nos cobija.

Por eso tenemos un día como hoy 8 de marzo, Día internacional de la mujer. Para que aunque solo sea durante veinticuatro horas, nos sentemos a hablar de nuestros errores como sociedad, mientras esperamos el fin de los días.

MFV

20.2.15

DEPmocracia

No quisiera yo equipararme al filósofo Nietzsche cuando anunciaba la muerte de Dios, dejándonos huérfanos de aquello que había dirigido con rectitud nuestro devenir como sociedad desde hacía decenas de siglos. No, no estoy aquí para eso. Lo contrario no sería más que una muestra de soberbia y prepotencia.

Me considero un espectador más de una masa informe y heterogénea que consideramos "pueblo". Soy uno de tantos, una pieza más del engranaje histórico que movemos día a día y que otros prefieren llamar "destino". Formo parte del grupo social actual y soy, al igual que vosotros, testigo de cómo la democracia agoniza, languidece poco a poco ante nuestros ojos y muere cada segundo ante nuestra pasividad.

Es grave y no lo queremos ver. Es terrible, pero ahí siguen, poco a poco asestando puñaladas cargadas de veneno en forma de euros, dólares o yenes. ¿Quiénes? Miles de personas carentes de rostro que los identifique. No es relevante saber quiénes son, pues como cabezas de hidra arrancas una y veinte acuden a sustituirla. No interesa saber el quién, sino el cómo, pues ahí radica el enfermizo mecanismo de funcionamiento que los poderosos han determinado que decida el futuro de nuestras vidas.

No puede resultar más irónico que el último ejemplo de puñalada trapera a la democracia se esté produciendo en su cuna, en el punto donde históricamente nos han enseñado al resto del mundo qué es eso del "poder del pueblo". Términos masivamente prostituidos hoy en día.

Resulta que debido a la opulencia de unos pocos y a la más que palpable dureza de sus caras, el pueblo griego y su economía entró en crisis (como muchos países del entorno). Tras años de recortes, de despidos, de medidas austericidas cuyo único fin era la perpetuación del status quo financiero que permitía que la suela del zapato del rico no se ensuciara con las cabezas de los miles de pobres que tenía debajo, el pueblo griego abrió los ojos. Vio las orejas al lobo y cómo funcionaban las cosas.

En tiempos de bonanza, cuando los ricos deciden que se puede inflar aún más la burbuja del sistema, los ciudadanos pueden estar contentos, que no tranquilos, pues los servicios y derechos sociales resultan "rentables" a los grandes poderes. Sin embargo, cuando dicha burbuja se desinfla (pues aún no he visto yo que pinchemos y tiremos a la basura nada) es la mayoría con un poder adquisitivo de risa en comparación con los ricachones que gobiernan el G-20 (que no los presidentes que acuden a dicha reunión) la que se tiene que apretar el cinturón, viendo como sistemáticamente destruyen todo aquello que la lucha social y organizada ha conseguido históricamente.

Es entonces cuando el pueblo dice que basta, que ya está harto y que ya no queda cuello para apretar más la soga. Decide depositar su confianza y esperanzas en la coalición de partidos Syriza (Izquierda Radical, que no antidemocrática). Los ricos tiemblan y los medios empiezan a cumplir con la misión para la que fueron creados: se inicia la campaña de miedo y difamación, tildando a los posibles ganadores de las elecciones griegas de partidos comunistas deboraniños y quemaiglesias que llevarán al colapso la economía del país heleno. Al mismo tiempo, los opulentes empresarios con inversiones en Grecia empiezan a retirar su dinero y la UE cesa su préstamo de dinero a los bancos griegos expectantes ante lo que puede ocurrir en unos días. Se han cumplido las previsiones de periodistas, economistas, oráculos y cuñados.

Pero si lo ponemos en perspectiva, el mensaje de fondo es el siguiente: sois pobres por nuestra culpa y nos hemos enriquecido gracias a eso, nos habéis pillado. Habéis decidido consecuentemente votar a un partido que nos quiere privar del dinero conseguido a base de explotaros. Vosotros veréis lo que hacéis. Antes, nosotros vamos a hacer caer vuestra bolsa y a cortar el flujo de dinero a los bancos que os llevaron a la quiebra y se niegan a rescatar vuestras vidas, pues eso supondría que el dinero que os prestamos cumpla su función. Es decir, si lo que queréis es democracia y justicia social, pobreza encontraréis.

Ganó la izquierda, y estamos viendo como los poderes financieros están amenazando día tras día a los empobrecidos griegos con llevar al colapso su país y dejar a la deriva a todos sus habitantes si no permiten que sus barrigas infestadas de billetes sigan como están. Si el pueblo quiere decidir su futuro, ellos lo decidirán por nosotros pues ya lo hacen todos los días y no van a permitir que nos desviemos ni un ápice de la línea ya trazada.

Así funciona el sistema y no queremos verlo. Veremos qué ocurre en los próximos años en España y en el resto del mundo. Mientras, yo sigo mirando como avanza el cortejo fúnebre.

MFV