7.2.10

El hotel de la séptima avenida

Existe un lugar, donde los sueños vienen a morir
para hacerse realidad aquello que nunca conseguí.

Es un hotel con aires de chabola,
ningún príncipe lo querría visitar.
A la entrada un cocktail y el canto de una gramola,
para locos y soñadores que busquen un hogar.

Un cartel de prohibido avisa a la tristeza.
"Lo siento pero no puedes pasar".
La melancolía pide paso desesperada,
otra noche más dormirá en el umbral.

Entré en un bar lleno de botellas vacías,
y vi mi juventud perdida tomándose un café.
Yo con cara larga, sin embargo ella sonreía.
Me sirvió una copa y recordé,
el buen sabor de la olvidada alegría.

Aquí la brevedad del día a día
se convierte en eternidad.

Lo bueno de vivir la vida
es no saber como terminará.
Conocerse el camino de memoria
nunca ayuda a legar al final,
pues cada paso nuevo en el camino
es una nueva historia
que nunca se olvidará.

Los corazones rotos por fin tienen su día de suerte
cada cuál ha encontrado a su mitad.
Atrás quedan los días tristes, perdidos en ninguna parte,
las lágrimas del pasado se cambian por segundos de felicidad.

Una carretera nunca termina en el precipicio,
siempre existe otra salida
a un viejo edificio, un nuevo principio.
Bienvenidos al hotel de la séptima avenida.

MFV

3.2.10

Lágrimas de papel

Siempre di pasos en falso, pues nunca supe caminar.
Entre el cielo y tu mirada, me acostumbré a resbalar.

Sentado en una señal de prohibido
llorando que la luna en cada amanecer,
se marcha acompañada de mis recuerdos
siguiendo las huellas del olvido.

De los errores ya no se aprende
y vale más el no llegar nunca que el tardar.
Se nos escapan los pájaros de las manos
y ya no amanece al madrugar.

Nunca leí un libro, pero siempre quise saber.
Por qué después de cada sueño perdido,
sólo me quedan lágrimas de papel.

He terminado de vivir mi vida
olvidando como tenía que empezar.
Cerrando todas las puertas de salida
y aprendiendo con tu sonrisa,
el por qué del caminar.

MFV