18.11.13

La cárcel de carmín

Dos puertas carnales encierran a tu sonrisa,
condenada a ser los barrotes de una prisión,
en cuya cama descansa la pasión dormida
de un alma solitaria en busca de un corazón.

Unos barrotes color perla felicidad,
cuya perfección iluminó la gris ausencia
que amenazaba con un eco en la eternidad
acompañarme en silencio toda mi existencia.

Fueron todos los besos de miel sobre mis lágrimas,
tus arañazos apasionados en mi espalda,
los que dejaron desnuda mi alma, sin más ánimas
que ensombrezcan el camino a tu dulce mirada.

Y ahora soy un hombre que encadenado a tu boca
guarda penitencia por no haber sido feliz,
que esperó toda su vida hasta que llegó la hora
en la que descansé arropado por tu carmín.

MFV