25.6.13

Rx - V

Deja de soñar. Para, detente. Despierta de una vez y salta de la cama. Aléjate de un mundo irreal y de fantasía, de imposibles posibles y lleno de falsedad. No es donde quieres estar, no es ahí donde quieres vivir.
Sé que es duro, que abrir los ojos hace que sangres, pero tienes que sangrar. Deja que el dolor fluya, que viaje por cada nervio de tu cuerpo estremeciéndote con una descarga de agonía. Siéntelo y permite que se repita eternamente. Es insufrible, lo sé, aguanta un poco más. Dame unos minutos y entenderás a qué me refiero.
Mucho tiempo llevas escondido. Has vivido en esa cueva que llamas hogar, ese pozo de angustia y soledad, de duda ante los golpes que te ha dado la vida, las personas y tú mismo. Pero son solo golpes, los recibes y te levantas, como cuando aprendes a montar en bici. Muy tarde te has dado cuenta que no se puede vivir con ruedines.
Tan solo te he visto la espalda en estos últimos meses. Muéstrame la cara, esa versión de ti mismo en la que no huyes. Deja de correr, no te alejes de las mentiras y abrázalas, observa como su miseria te confunde y te envuelve. Abrázalas y cuando te vuelvas loco, grita. Grita hasta romper las nubes, grita porque sufres, porque te duele.
Grita porque estás vivo.

MFV

12.6.13

La pizza política

Una bonita tarde de verano, no importa dónde ni cuándo, un padre (Estado) y sus dos hijos (Nobleza y Obrero) deciden ir a tomar una pizza a un establecimiento cualquiera.

Llegan al local y el padre pide a sus hijos los ahorros que llevaban guardando para cenar esa pizza. Los hijos, extrañados al principio, toman por buena la proposición de su padre ya que es el gestor económico del hogar y tiene mucha más experiencia en la adquisición de bienes y productos. El padre cuenta el dinero con recelo. Conocía los ingresos de sus hijos y no confiaba en que hubieran entregado todo, sin embargo se equivoca en su desconfianza, como siempre.

La alegre familia ordena su pizza y se sientan en una mesa a esperar mientras preparan su deliciosa cena, la cual llega tras unos largos y tediosos veinte minutos. 

Es hora de repartir el botín, como dirían los piratas. El padre divide la circunferencia de mozzarella y tomate en diez trozos exactamente iguales y comienza a hablar sobre la distribución de la cena. 

"Me corresponde un trozo por derecho. Y además, gracias a mi maravillosa gestión de vuestro efectivo, queridos hijos, me quedaré con un trozo por cada uno de vosotros a modo de retribución." Los hijos vieron como en apenas un parpadeo, su padre ya poseía tres trozos de pizza. 

Quedan siete porciones de pizza. 

"No os preocupéis que vosotros no os vais a quedar sin cena, desconfiados. Sin embargo Obrero, a tu hermano Nobleza al tener más años que tú y gracias a todo lo que aporta en casa ayudando, le debería corresponder dos porciones de pizza, ¿no crees?" Obrero asintió pues le parecía normal, siendo el pequeño, que tuviera menos cantidad de pizza, aunque él había entregado más dinero que Nobleza. 

Quedan cinco porciones de pizza. 

Antes de continuar con el reparto, Obrero va al baño un momento a responder la llamada de la naturaleza. Cuando sale, observa como su padre Estado se está comiendo uno de los cinco trozos restantes de pizza, quedando tan solo cuatro por repartir. Obrero, indignado, pide explicaciones a su padre, el cual niega de manera tajante todas las acusaciones que su hijo vertía sobre él. En busca de una solución al conflicto, Estado pregunta a un hombre que está sólo en una mesa leyendo.

"Disculpe buen hombre, ¿cómo se llama usted?"

"Justicia, ¿por qué lo pregunta?"

"Estamos en medio de una disputa mi hijo y yo, como puede usted observar, y usted es la solución al problema."

"Dígame en que puedo ayudarle, y si está en mi mano lo haré."

"No tengo ninguna duda. Verá, mi hijo asegura que yo le he robado una porción de pizza mientras él estaba en el baño, pero yo respeto la igualdad ante todo y soy incapaz de haber realizado dicho acto. Usted estaba presente cuando mi hijo se ausentó. ¿Me vio coger pizza en algún momento?"

"En absoluto, caballero. Su hijo debería confiar más en usted, se nota que es un hombre de palabra. Aunque le tengo que avisar de que su hijo, el de la disputa, robó un trozo justo antes de ir al baño, mientras usted estaba recogiendo la bebida."

Obrero no se lo podía creer. No sólo le acaban de robar un trozo de pizza (¿o acaso se había vuelto loco?) sino que ahora resultaba que el ladrón era él. Era imposible que su padre se creyera tal cosa.

"Hijo, me has decepcionado. Yo, que he comprado esta pizza para que tú y tu hermano la disfrutarais, y así es como me lo pagas, con semejante traición. Pero lo que más me duele, es que hayas robado a tu propio hermano. Esto es intolerable, pero no te preocupes, te perdonamos. Como muestra de tu arrepentimiento, nos vas a dar un trozo a mí y otro a tu hermano, así estaremos en paz." 

Quedan dos porciones de pizza. 

Obrero se dispone, por fin, a disfrutar de su ansiada pizza cuando su padre lo detiene.

"Espera espera, aún no hemos terminado. ¿Recuerdas que la semana pasada necesitabas ayuda con el trabajo de ciencias  y tu hermano te prestó el material? Te acuerdas que te estuvimos ayudando todo el día para que pudieras entregarlo a tiempo en el colegio, ¿verdad? Por eso nos corresponde un trozo a cada uno, sé que nos estás muy agradecido".

No quedan porciones de pizza. 

Y Obrero, después de ver como Estado y Nobleza se comían su cena, recoge las migajas que dejaron y se va tras ellos de la pizzeria.

Sin dinero, sin pizza y muerto de hambre. 

MFV

2.6.13

Liberté, egalité, fraternité et homosexualité.

Recientemente ha sido aprobado en Francia el matrimonio homosexual. Yo me considero heterosexual (de momento) pero celebro este hecho como si fuera uno más de ellos, pues sí que me considero un fiel defensor de la igualdad de todos los seres humanos. Sin embargo he presenciado con un profundo pesar que esto no ocurre igual en nuestro país vecino.
Francia, tierra donde se forjaron por primera vez las igualdades y los derechos de la sociedad en aquella lejana Revolución Francesa, está viviendo estos días una división entre partidarios del matrimonio homosexual y detractores del mismo. Sin embargo, no se están produciendo protestas como las que han ocurrido en nuestro país, sino que allí la mayoría de las manifestaciones están terminando con altercados violentos, hasta el punto de que la primera boda gay se ha tenido que celebrar en Montpellier con la presencia de doscientos policías.
¿Qué ha sido de aquella Francia de las igualdades? ¿Dónde ha quedado ese espíritu revolucionario que consiguió que los seres humanos tuviéramos unos derechos fundamentales e inviolables?
Me han sorprendido las imágenes que han aparecidos en los telediarios. Miles de personas protestando en contra de que dos personas del mismo sexo puedan casarse y considerarse un matrimonio. ¿Estamos locos? El hecho de que dos homosexuales se puedan casar genera más descontento en este sector de la población que el robo sistemático y consentido que llevan haciendo estos últimos años políticos, banqueros, entidades financieras, etc. ¿Cómo es posible?
Cuando leo comentarios en la red en contra de este tipo de enlaces, una única pregunta viene a mi cabeza: ¿qué les importa? Con sinceridad, no entiendo cómo puede afectar a cualquier persona no homosexual la celebración de un enlace homosexual. ¿Les bajan el sueldo? ¿Les suben los impuestos? ¿Les roban puestos de trabajo? NO.
Entonces, ¿por qué están en contra? Honestamente, no lo sé. No lo entiendo y creo que nunca lo voy a entender. He leído todo tipo de opiniones en la red sobre por qué no deben casarse los homosexuales, o por qué no se debe llamar matrimonio, sin que ninguna llegue a cambiar mi punto de vista.
Uno de los motivos que ondean, como si de una bandera se tratase, es que el término “matrimonio” proviene de la Biblia que lo define como la unión entre un hombre y una mujer. Sin fuentes que justifiquen mi opinión, no me creo que la palabra matrimonio aparezca por primera vez en la Biblia. Y aunque así fuera, vivimos en una sociedad, al menos teórica, política y legalmente, no gobernada por la Iglesia, por lo que yo pienso que se pueden cambiar ciertos aspectos de nuestra vida siempre y cuando no se vean perjudicados los miembros del cristianismo. Porque considero que cuando dos hombres o dos mujeres se besan, Dios no mata a un creyente.
Pero partamos de la base de que la palabra matrimonio naciera en las escrituras sagradas. ¿Dichas escrituras no proclaman el amor al prójimo y la igualdad del ser humano, pues todos somos hijos de Dios? Lanzo esta reflexión por si alguien quiere contestarme.
También he oído, en relación con el matrimonio homosexual, que un hijo de un matrimonio homosexual sufre más que uno nacido de la unión de dos personas heterosexuales. Quiero que me den datos estadísticos de que un hijo de padres (o madres) homosexuales sufre menos que el hijo que nace en el seno de una familia con padres heterosexuales donde dichos padres se divorcian, son alcohólicos o adictos a las drogas o el padre es tan violento que un día termina pegando a su mujer y a su hijo.
Los hijos de un matrimonio disfuncional, al margen de quiénes formen dicho matrimonio, sufren siempre. Pero los hijos de un matrimonio homosexual no sufren más por la condición sexual de sus padres/madres, sino que sufren por una sociedad que no ve normal el amor entre personas del mismo sexo, que no ve normal que dos personas con los mismos genitales se puedan enamorar y querer formar una familia.
Esta discusión está provocando manifestaciones violentas en Francia, una cosa que en su día no ocurrió en España. Y esto me hace darme cuenta de que aunque tengamos muchas cosas que cambiar en este país, tenemos unas pocas por las que sentirnos orgullosos.