7.4.11

Sueños

Cada noche le canto a la luna,
pero solo me escuchan las estrellas.
Estoy perdido en esta noche oscura,
olvidé mis pies en un mapa de carreteras.

Piedras que rompieron mis tejados
hoy son lecciones escritas en diarios,
buscaron escondite en mis manos,
soñando ser cantos rodados.

Las nubes escoden la luz,
de un sol ya quemado.
Cansado, duerme ya en el ataúd,
después de morir cegado.

Ya no hay frío en la nevera
que congele el tiempo del reloj.
Se quedó sin magia mi chistera
y en mi sombrero solo quedo yo.

Salté en medio de una caída
directo a un mar de cristal.
Ahogado quedé en mi propia vida,
ojos llorosos por culpa de la sal.

Desperté en mitad de un sueño,
en el que soñaba despertar
y comprobar que no podía ser cierto,
que hubiera olvidado como soñar.

MFV

5.4.11

Pequeña Olvido


Llegaste de madrugada,
sin llamar a la puerta.
Te escondiste bajo la almohada,
buscando en el techo
la luz de alguna estrella.

Con miedo andabas por la calle,
contando las nubes de gaseosa
que mojaban los retales
que cubrían tu alma curiosa.

Caíste en una historia interminable,
sin saber como empezar a cantar,
la letra de una cancion inolvidable
o el sonido de las olas del mar.

Cuéntame pequeña Olvido
que fue de tu tierna historia,
por qué lloraste lo perdido
en la cima de una noria.

Saltabas de página en página
persiguiendo la contraportada,
en medio de un laberinto sin salida
en el comienzo del beso de la cocaína.

Nunca entendiste el nublado otoño,
el morir de las hojas de una blanca amapola.
Como el viento arrancaba tu madroño
y la lluvia caía ahogando las farolas.

Por qué rápido el tiempo pasa
ante los ojos del anciano,
que busca la forma de llegar a casa
acompañado por el destino de la mano.

Por qué dos corazones juntos
lloran más que separados.
Por qué separan tantos mundos
la sonrisa de los enamorados.
Cuéntame pequeña Olvido
que fue de tu tierna historia
por qué lloraste lo perdido
en la cima de una noria.

Llegaste a tu antigua puerta
que una vez te oyó reír
pensaste que ya estabas muerta
pero te quedaba mucho por descubrir.

Que dos corazones unidos
sonríen más que uno en soledad.
Que hoy nadie llora por lo perdido,
pues tarde o temrpano llega la felicidad.

Pequeña Olvido, recuerda,
viniste a aprender de la vida,
que cada vez que te abren la puerta
regalas al mundo tu sonrisa.

MFV

Porque tras una tormenta, viene la calma. Después de un apagón de luz, reviven las bombillas. Tras un largo túnel, se ve la luz del sol. Al final de cada pesadilla, los sueños se hacen realidad. Al morir una lágrima, nace una nueva sonrisa. Tras una caída de párpados, hay un despertar de ilusión.
Porque siempre, y que nadie te diga la contrario, detrás de la oscuridad, tal vez muy al fondo, en la esquina de la habitación, hay esperanza y felicidad. Tan solo hay que abrir un poco más el alma, y cerrar un poco más los pensamientos.