20.12.13

Mi mensaje navideño.

Quiero un mensaje navideño en el que el Rey admita que la Corona está corrupta, un mensaje en el que nuestro monarca reconozca que la justicia en este país no hace honor a su nombre y que su hija está recibiendo un trato de favor por parte de los jueces.

Quiero un mensaje navideño en el que confiese que sabía de los tejemanejes de su yerno y en caso de que no los supiera, que se proclame como un inútil que no se entera de lo que ocurre en su propia casa.

Quiero un mensaje navideño en el que Juan Carlos se avergüence de manera sincera de la opulencia de la monarquía, de que llevan años viviendo por encima de sus posibilidades y que apenas han sido castigados por la crisis. Quiero que tome la decisión de ajustarse a los tiempos que corren y que pida al gobierno que aplique los recortes a la Corona.

Quiero un mensaje navideño en el que se demuestre el asco que supone ser el sucesor de un dictador y ser partícipe de una constitución que es violada día sí y día también en favor de las clases más altas y en detrimento de una mayoría resignada y cada vez más empobrecida.

En estas fechas tan señaladas, en las que los hogares parecen estar rebosantes de esperanza, me gustaría pedir un mensaje navideño en el que el Rey abdique y someta a referéndum el cambio de sistema a una república. Pero como cuando llega ese momento en el que la infancia choca brutalmente con la realidad y descubrimos que los tres reyes que hacen a los niños más felices el 6 de enero son los padres, año tras año, mensaje navideño tras mensaje navideño, descubrimos un poco más de ese padre que vive por encima de nuestras posibilidades.

Siento ser tan iluso pidiendo un discurso utópico. Lo siento mucho, me he equivocado y no volverá a ocurrir.

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