3.2.13

Papel y tijera

Había pasado toda su vida sintiendo como los lápices desgarraban su alma, notaba como cada palabra quedaba grabada a fuego a lo largo de su anatomía. Su piel era un lienzo arco iris donde la gente había depositado sus pensamientos, donde la imaginación de las personas cobraba vida y forma.
Pero él también quería vida y forma, no era más que una lámina nacida de un árbol, blanca y desnuda de todo sentimiento. Aun así tenía sueños, siempre los había tenido. Soñaba con que algún día sería un avión de papel y podría volar por el mundo para visitar aquellos paisajes que veía por la tele. Aunque todo era inútil, sabía que aquello era imposible y a veces, sumido en la desesperación, deseaba que lo hicieran un ovillo y caer como un canto rodado en el olvido.
Vacío ya de toda esperanza, abatido y superado por la injusticia que es la vida, un día apareció ante él una figura brillante y llena de luz. Quedó prendido al instante de su largas piernas plateadas y sus sensuales curvas, sabiendo del peligro que tras sus ojos se ocultaba. Ambos cruzaron sus miradas y allí, donde antes solamente hubo sueños y decepciones, ahora había futuro y esperanza.
El papel y la tijera se enamoraron y como ocurre en tantas otras relaciones, su historia de amor estaba llena de dolor. Pero aquello no importaba, pues el papel nunca se había sentido tan vivo.

MFV

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