12.6.13

La pizza política

Una bonita tarde de verano, no importa dónde ni cuándo, un padre (Estado) y sus dos hijos (Nobleza y Obrero) deciden ir a tomar una pizza a un establecimiento cualquiera.

Llegan al local y el padre pide a sus hijos los ahorros que llevaban guardando para cenar esa pizza. Los hijos, extrañados al principio, toman por buena la proposición de su padre ya que es el gestor económico del hogar y tiene mucha más experiencia en la adquisición de bienes y productos. El padre cuenta el dinero con recelo. Conocía los ingresos de sus hijos y no confiaba en que hubieran entregado todo, sin embargo se equivoca en su desconfianza, como siempre.

La alegre familia ordena su pizza y se sientan en una mesa a esperar mientras preparan su deliciosa cena, la cual llega tras unos largos y tediosos veinte minutos. 

Es hora de repartir el botín, como dirían los piratas. El padre divide la circunferencia de mozzarella y tomate en diez trozos exactamente iguales y comienza a hablar sobre la distribución de la cena. 

"Me corresponde un trozo por derecho. Y además, gracias a mi maravillosa gestión de vuestro efectivo, queridos hijos, me quedaré con un trozo por cada uno de vosotros a modo de retribución." Los hijos vieron como en apenas un parpadeo, su padre ya poseía tres trozos de pizza. 

Quedan siete porciones de pizza. 

"No os preocupéis que vosotros no os vais a quedar sin cena, desconfiados. Sin embargo Obrero, a tu hermano Nobleza al tener más años que tú y gracias a todo lo que aporta en casa ayudando, le debería corresponder dos porciones de pizza, ¿no crees?" Obrero asintió pues le parecía normal, siendo el pequeño, que tuviera menos cantidad de pizza, aunque él había entregado más dinero que Nobleza. 

Quedan cinco porciones de pizza. 

Antes de continuar con el reparto, Obrero va al baño un momento a responder la llamada de la naturaleza. Cuando sale, observa como su padre Estado se está comiendo uno de los cinco trozos restantes de pizza, quedando tan solo cuatro por repartir. Obrero, indignado, pide explicaciones a su padre, el cual niega de manera tajante todas las acusaciones que su hijo vertía sobre él. En busca de una solución al conflicto, Estado pregunta a un hombre que está sólo en una mesa leyendo.

"Disculpe buen hombre, ¿cómo se llama usted?"

"Justicia, ¿por qué lo pregunta?"

"Estamos en medio de una disputa mi hijo y yo, como puede usted observar, y usted es la solución al problema."

"Dígame en que puedo ayudarle, y si está en mi mano lo haré."

"No tengo ninguna duda. Verá, mi hijo asegura que yo le he robado una porción de pizza mientras él estaba en el baño, pero yo respeto la igualdad ante todo y soy incapaz de haber realizado dicho acto. Usted estaba presente cuando mi hijo se ausentó. ¿Me vio coger pizza en algún momento?"

"En absoluto, caballero. Su hijo debería confiar más en usted, se nota que es un hombre de palabra. Aunque le tengo que avisar de que su hijo, el de la disputa, robó un trozo justo antes de ir al baño, mientras usted estaba recogiendo la bebida."

Obrero no se lo podía creer. No sólo le acaban de robar un trozo de pizza (¿o acaso se había vuelto loco?) sino que ahora resultaba que el ladrón era él. Era imposible que su padre se creyera tal cosa.

"Hijo, me has decepcionado. Yo, que he comprado esta pizza para que tú y tu hermano la disfrutarais, y así es como me lo pagas, con semejante traición. Pero lo que más me duele, es que hayas robado a tu propio hermano. Esto es intolerable, pero no te preocupes, te perdonamos. Como muestra de tu arrepentimiento, nos vas a dar un trozo a mí y otro a tu hermano, así estaremos en paz." 

Quedan dos porciones de pizza. 

Obrero se dispone, por fin, a disfrutar de su ansiada pizza cuando su padre lo detiene.

"Espera espera, aún no hemos terminado. ¿Recuerdas que la semana pasada necesitabas ayuda con el trabajo de ciencias  y tu hermano te prestó el material? Te acuerdas que te estuvimos ayudando todo el día para que pudieras entregarlo a tiempo en el colegio, ¿verdad? Por eso nos corresponde un trozo a cada uno, sé que nos estás muy agradecido".

No quedan porciones de pizza. 

Y Obrero, después de ver como Estado y Nobleza se comían su cena, recoge las migajas que dejaron y se va tras ellos de la pizzeria.

Sin dinero, sin pizza y muerto de hambre. 

MFV

1 comentario:

  1. Me gusta la metáfora!! Aunque desde mi punto de vista Nobleza se habría llevado más trozos aún que Estado.
    Grande Mariete.

    ResponderEliminar