Te has ido,
como al mar se van las lágrimas,
inundando mi
alma,
donde nada a
la deriva el olvido
huérfano de
calma.
Te has ido,
como
abandonan los pájaros sus nidos
durante el
frío invierno,
dejando el
abrigo del pasado atrás
por el calor de un futuro incierto.
Te has ido,
como fugaces
son los amores
que arden en
su juventud,
llenando de
ceniza el bosque
donde tallados descansan sus nombres.
Te has ido,
como el Sol
que huye de la Luna
por miedo a
lo desconocido,
ocultando
tras la luz de su mirada
una vida teñida de amargura.
Te has ido,
como se
aleja el tren de la estación,
dejando por
su camino
historias
sobre ruedas, sin mirar atrás,
con el
horizonte por destino.
Pero
vuelven, siempre vuelven.
Las lágrimas
mojan de nuevo mis párpados,
cuando la
tristeza a su ventana llama.
Las aves regresan a sus nidos, en lo alto,
celebrando
la victoria del verano.
El Sol
recupera durante la noche su valentía
para
perseguir de nuevo a su oscura amada.
Y el tren, vuelve a su punto de partida
para
contar historias nuevas
a lo largo de su
travesía.
siempre fue
cosa de un viaje de ida.
Aquí estoy
yo, sin Sol ni luna,
como un tren que descarrila
por un mar
de lágrimas de acero,
como un ave
migratoria herida
de un disparo
certero,
como aquel
amor que siempre tuve
y nunca
disfruté,
por miedo a
su ritmo perecedero
y al ardor
que en silencio
mi corazón
tuvo que esconder.
Tu recuerdo
flota en el aire que respiro,
tu presente
tornado en pasado
y aunque
duele saber que te has ido,
más duele
que sin ti
mi vida siga
caminando.
MFV
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