12.1.14

#ChGA1 - Me presento

Buenos días, me presento.

Mi nombre es José María Guevara Allende, pero mis amigos me llaman Chema. Ya sé lo que están pensando: "menudo honor llevar esos apellidos impresos en el DNI". Voy a decepcionarles, ya que para mí más que un honor es una pesadilla. 

Resulta que el hijo del famoso Che Guevara y la hija de Salvador Allende se conocieron hace veinte años en un pueblo remoto de Argentina, perdido de la mano de Dios todopoderoso, cuando ambos estaban cursando sus estudios universitarios. El destino es muy caprichoso y tuvo a bien que estos dos jóvenes, en la flor de sus vidas se enamoraran dando lugar a una historia de amor de color rojo revolución.  

Mis abuelos, tanto maternos como paternos, estaban encantados. Mi madre siempre me cuenta que aunque mi abuelo Salvador fuera muy abierto de mente, nunca se hubiera esperado lo feliz que le hizo el saber quién iba ser su yerno. Pero cómo no iba a hacerle feliz a uno de los líderes chilenos más famosos que su hija fuera a casarse con el hijo de uno de los revolucionarios cubanos más emblemáticos. Y mi abuelo Ernesto no iba a estar menos contento, la noticia fue para él un bálsamo de paz y alegría entre tanto sufrimiento que había tenido a lo largo de su vida. 

La boda no tardó en celebrarse. Ambas familias decidieron que la ceremonia se celebraría cuando los jóvenes enamorados terminaran sus estudios universitarios. Así, dos años después de conocerse, mi madre Dolores y mi padre Lenin se convirtieron en marido y mujer, tras una ceremonia atea y privada, algo poco convencional para la época. Fue un acto muy emotivo según me cuentan mis padres, una boda roja y revolucionaria como no podía ser de otra forma. 

Pocos meses después de la boda, allá por el año 1985, mis padres viajaron a la capital de España ilusionados ante una nueva posible democracia que se podía formar después de la dictadura franquista, pero por lo que me cuentan siempre, los primeros años supusieron una enorme decepción para ellos ya que todo se quedó en un espejismo de democracia. Yo nunca he entendido tal sentimiento de desilusión, pero también es cierto que no entiendo muchas de las cosas que piensan mis padres. 

Y finalmente, dejo de hablar de mis padres para empezar a hablar del protagonista de esta columna, yo. Nací en el año 1988, en pleno auge de gobierno socialista de Felipe González, en un hospital público de Vallecas, barrio obrero y luchador de la ciudad de Madrid. Desde el momento de mi nacimiento, viví en un ambiente revolucionario y soñador que buscaba, mediante la lucha y la protesta, el resurgir de un sistema político justo y socialista. Yo fui testigo de todos los atropellamientos que sufrieron mis padres por parte del sistema, ese sistema que suponía un muro que separa la realidad de los sueños que tenían mis padres y sus camaradas.  

Fui creciendo, pasando primero por un colegio público, continuando mis estudios en un instituto público para acabar cursando Periodismo y Ciencias Políticas en una universidad pública también, donde ahora mismo compagino los estudios con mi trabajo en el periódico online de la facultad, en el que semanalmente hablaré de la actualidad política de este país.  

Así fue gracias, o por culpa, de mis padres, que me inculcaron una serie de valores, heredados de mis abuelos, pretendiendo hacer de mí un joven del que mis antepasados se sintieran orgullosos. 

Sin embargo, hay un problema. Me llamo Chema Guevara Allende y soy de derechas. 

#ChGA

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