27.7.14

Rx - VI

La poesía es una conversación entre el corazón y el alma. Son palabras que vuelan y se sumergen en el viento, transportadas a oídos desconocidos y ajenos, pero hermanos. Es un diálogo entre líneas temporales lejanas y mundos paralelos, son letras y sílabas que sin tocarse, se transforman. Como la energía. Pasan de la tinta del papel, a sangre bajo tu piel.
Porque eso es la poesía. Es sangrar con las heridas de otro y llorar con la pena ajena, coger los sueños rotos de un alma etérea desgarrada y dormir en su almohada. Es empezar a bailar sin música y a respirar sin ropa, ir a la playa y sumergirse en la arena, hasta que duela. Hasta llegar al centro de todo, donde no hay nada y descubrir que no hay ayer, ni mañana, ni ahora. Que todo es un mar de duda, un laberinto de incertidumbre donde andamos ciegos, mudos y sordos.
Vivimos con miedo al que vendrá, a ese horizonte que cada día, sin hacer ruido, se torna más tangible. Pero cada noche, como arrepentido, deshace lo andado y vuelve al pasado. Así, lo que veremos mañana no es más que la piel mudada de la utopía que vivimos. Persiguiendo hoteles ardiendo, alquilando fuegos por noche. Transformando respuestas en energía.
Y desnudos, despertamos junto al sol. Cada vez con más preguntas.

MFV

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