Como cada noche,
tu recuerdo duerme acurrucado en mis labios
que sueñan con bañarse en tu boca,
melancólicos del sabor a miel
que endulza cada lágrima que provocaste.
Sé, que mi odio no es más
que el amor cuando duele.
Y aunque pretenda
no verte, en cada parpadeo apareces,
desnuda y pura,
como dejaste mi alma.
Ando perdido y triste,
porque en tu lado de la cama
descansan mis ganas de amar. Sueño
que contigo duermo, y el despertar
se convierte en un castigo
para el que no fui preparado.
Me pregunto qué harás ahora,
quién te acompaña en tu vigilia.
A quién sujetas la vida
con tus brazos, a quién envuelves
con tu amor durante el invierno.
Un invierno que gobierna mi calendario
pues los meses y la vida pasan.
Y yo, que vivo y muero en el día
que te conocí, quiero arrancar mi piel,
la página en la que habitas.
Pero el invierno
sigue congelando
a la primavera.
MFV
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