21.1.12

Marea

Casi las tres de la mañana y nada está claro. De hecho, desde la altura a la que me encuentro, solo la oscuridad en mi horizonte, una oscuridad salpicada de unos pocos vatios de lucidez. Siempre pienso en saltar a ella, y que me abrace, me susurre lo que siempre tuve miedo a oír y me robe los sentimientos que me hacen levantarme cada día. Pero también, albergo la esperanza de que en ese mar negro, pueda haber una tabla de madera que me rescate, tu bote salvavidas, mi cura contra la cobardía. Y es en estos mares de incertidumbre, donde el ser humano tiene miedo de nadar, teme que el agua lo ahogue y nada pueda rescatarlo. Pero también le atrae lo desconocido y teme el miedo de oír "¿Qué hubiera pasado si...?", una frase que atormenta nuestras mentes y paraliza los corazones, alimentando nuestras indecisiones.
Antes de que venga el Sol y se lleve con él la oscuridad, la duda, la incertidumbre, lo desconocido, me acerco al balcón y salto. Porque aunque lo negativo me acoja, el pesimismo me bese y la tristeza desnude mi alma inundándola de malos pensamientos, a mí siempre me gustará nadar, siempre y cuando, vengas a despertarme para que yo pueda ver, que al menos alguien está en tierra firme.

MFV

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