25.4.14

Reflexiones postsantjordi

Me encanta la lectura. ¿Qué puedo decir? Me fascina sumergirme en un mar de letras y ahogarme. Ahogarme en esas historias fascinantes sobre personas que vivieron en otro tiempo o que nunca vivieron, sobre mundos ya descubiertos o mundos fantásticos que nuestros ojos nunca llegarán a ver. Sentir las emociones de los personajes, llorar con ellos y reír con su felicidad, angustiarme con su miedo y volverme loco con sus amores casi imposibles.

Son otras vidas y podemos vivirlas gracias a los libros. Me siento muy identificado con una frase de un escritor que vive más allá del Muro: "Un lector vive mil vidas antes de morir. Aquel que nunca lee vive solo una." He sido Jon Nieve y Tyrion, pero también fui en algún momento de mi vida Don Quijote y Sancho, fui Segismundo y cursé en Hogwarts cuando me convertí en Harry Potter. Si en el preludio de mi muerte tuviera que escribir mis memorias, tendría que dedicar varios capítulos a esos personajes que me han marcado y me han hecho vibrar a través de las palabras.

Pero los libros no solo sirven para conectar con unos personajes y sus historias. Los libros conectan a las personas. Dos personas totalmente desconocidas caminan por la calle y se cruzan. Una de ellas se fija en que la otra está leyendo aquel libro que lo emocionó hace un tiempo y su corazón se acelera. Es una chispa breve, dura muy poco, pero no es banal. Al final de nuestras vidas podríamos sumar los segundos que nos enamoramos gracias a las portadas de los libros y quizás, podríamos irnos unos días de luna de miel con uno de esos amores que se guardan en el olvido de nuestros recuerdos.

En la actualidad, esos segundos se esfuman de nuestra memoria. Hoy en día proliferan los libros electrónicos por las calles de nuestras ciudades. Yo mismo tengo uno. Estos aparatos han ayudado a que la lectura haya aumentado en la sociedad, pues ponen al servicio del usuario un formato de libro más asequible. Pero estos libros están huérfanos de portada.

Así que, por mucho que la tecnología avance cada día a pasos agigantados, no olvidéis nunca comprar un libro nuevo, disfrutar del olor de sus páginas aún no leídas y empezar a vivir historias grabadas en la eternidad del papel. Dejad que otros desconocidos se enamoren de vosotros.

MFV

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