26.11.12

El hombre del calendario

Recuerdo con mucho cariño cuando cumplí 81 años.
Aquel día, un vecino mío me felicitó y me dijo que tenía que comprar un calendario, para no olvidar el paso del tiempo. Nunca me agradó si soy franco, pero le hice caso y fui a la tienda que me recomendó.
El dependiente era un joven cerca de la veintena, con una boina marrón, la cara triste y la ropa bastante desgastada. A pesar de su apariencia, el chico me inspiró confianza así que decidí comprar el calendario pero cuando fui a pagar, el joven me dijo que nadie debía pagar por ver su vida escaparse.
Cuando vi el calendario, me di cuenta de que era especial. Las fechas que tenía eran los momentos más importantes de mi vida: mi primer beso, mi primera novia, la muerte de mi madre, la primera vez que voté, el día de mi boda con Rosa, el nacimiento de mi nieto David…
Todos los días de aquel calendario eran únicos y pasé el mejor año de mi vida recordándolos, hasta que llegó el día en el que tuve que arrancar mi última hoja.

MFV

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